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Jacqueline Valenzuela

PALABRAS DE LEONARDO BOFF

Crisis terminal del capitalismo?

Leonardo Boff, 24-Junio-2011

Vengo sosteniendo que la crisis actual del capitalismo es más que coyuntural y estructural. Es terminal. ¿Ha llegado el final del genio del capitalismo para adaptarse siempre a cualquier circunstancia? Soy consciente de que pocas personas sustentan esta tesis. Dos razones, sin embargo, me llevan a esta interpretación.

La primera es la siguiente: la crisis es terminal porque todos nosotros, pero particularmente el capitalismo, nos hemos saltado los límites de la Tierra. Hemos ocupado, depredando, todo el planeta, deshaciendo su sutil equilibrio y agotando sus bienes y servicios hasta el punto de que no consigue reponer por su cuenta lo que le han secuestrado. Ya a mediados del siglo XIX Karl Marx escribía proféticamente que la tendencia del capital iba en dirección a destruir sus dos fuentes de riqueza y de reproducción: la naturaleza y el trabajo. Es lo que está ocurriendo.

La naturaleza efectivamente se encuentra sometida a un gran estrés, como nunca antes lo estuvo, por lo menos en el último siglo, sin contar las 15 grandes diezmaciones que conoció a lo largo de su historia de más de cuatro mil millones de años. Los fenómenos extremos verificables en todas las regiones y los cambios climáticos, que tienden a un calentamiento global creciente, hablan a favor de la tesis de Marx. ¿Sin naturaleza cómo va a reproducirse el capitalismo? Ha dado con un límite insuperable.

Él capitalismo precariza o prescinde del trabajo. Existe gran desarrollo sin trabajo. El aparato productivo informatizado y robotizado produce más y mejor, con casi ningún trabajo. La consecuencia directa es el desempleo estructural.

Millones de personas no van a ingresar nunca jamás en el mundo del trabajo, ni siquiera como ejército de reserva. El trabajo, de depender del capital, ha pasado a prescindir de él. En España el desempleo alcanza al 20% de la población general, y al 40% de los jóvenes. En Portugal al 12% del país, y al 30% entre los jóvenes. Esto significa una grave crisis social, como la que asola en este momento a Grecia. Se sacrifica a toda la sociedad en nombre de una economía, hecha no para atender las demandas humanas sino para pagar la deuda con los bancos y con el sistema financiero. Marx tiene razón: el trabajo explotado ya no es fuente de riqueza. Lo es la máquina.

La segunda razón está ligada a la crisis humanitaria que el capitalismo está generando. Antes estaba limitada a los países periféricos. Hoy es global y ha alcanzado a los países centrales. No se puede resolver la cuestión económica desmontando la sociedad. Las víctimas, entrelazas por nuevas avenidas de comunicación, resisten, se rebelan y amenazan el orden vigente. Cada vez más personas, especialmente jóvenes, no aceptan la lógica perversa de la economía política capitalista: la dictadura de las finanzas que, vía el mercado, somete los Estados a sus intereses, y el rentabilismo de los capitales especulativos que circulan de unas bolsas a otras obteniendo ganancias sin producir absolutamente nada a no ser más dinero para sus rentistas.

El propio aspecto del capital que creó el veneno es el que lo puede matar: al exigir a los trabajadores una formación técnica cada vez mejor para estar a la altura del crecimiento acelerado y de la mayor competitividad, creó involuntariamente personas que piensan. Éstas, lentamente van descubriendo la perversidad del sistema que despelleja a las personas en nombre de una acumulación meramente material, que se muestra sin corazón al exigir más y más eficiencia hasta el punto de llevar a los trabajadores a un estrés profundo, a la desesperación, y en algunos casos, al suicidio, como ocurre en varios países y también en Brasil.

Las calles de varios países europeos y árabes, los “indignados” que llenan las plazas de España y de Grecia son expresión de una rebelión contra el sistema político vigente a remolque del mercado y de la lógica del capital. Los jóvenes españoles gritan: «no es una crisis, es un robo». Los ladrones están afincados en Wall Street, en el FMI y en el Banco Central Europeo, es decir, son los sumos sacerdotes del capital globalizado y explotador.

Al agravarse la crisis crecerán en todo el mundo las multitudes que no aguanten más las consecuencias de la superexplotación de sus vidas y de la vida de la Tierra y se rebelen contra este sistema económico que ahora agoniza, no por envejecimiento, sino por la fuerza del veneno y de las contradicciones que ha creado, castigando a la Madre Tierra y afligiendo la vida de sus hijos e hijas.

 

 

Haikus

Haikus

1

Respiras lento,

la montaña se cubre,

la lluvia llega.

 

2

Dolor del alma

el cuerpo te consuela,

ojos dormidos.

 

3

Pájaro toc, toc,

mi cabeza se gira,

y no nos vemos.

 

4

Camino lento,

respiro todo el cielo,

y no hay nada.

 

5

El árbol baila,

con el terrible viento,

y no se quiebra.

 

6

Claro escucho,

lluvia, viento y trueno,

corazón sordo.

 

7

Lágrima negra,

labios con cerradura,

cejas abajo.

El Disgusto

El Disgusto

Hoy estamos padeciendo del disgusto, ese sentimiento, como pesadumbre, desazón, enfado, por alguna contrariedad. Eso es lo que dice el diccionario sobre la palabra disgusto. Y es lo que veo en las caras de los chilenos y de muchos otros en el mundo. Es como que lo que vemos no nos gusta, no nos gusta lo que está pasando, nos sentimos insatisfechos, adoloridos, disgustados con las vidas que tenemos.

Por otra parte no sabemos qué hacer para salir de este “disgusto”, y pese a que intuyo lo que habría que hacer, es de tal radicalidad, tan revolucionario, que no puedo hacerlo sola, tampoco sabría hacerlo, y me digo que es sólo es un sueño, una fantasía.

Y es que lo que creo que tengo que hacer, tenemos que hacer, no proviene de una gran reflexión intelectual, proviene de una gran reflexión instintiva, si así me puedo referir a lo que dicen mi estómago, corazón y pulmones. Quizá por esto mismo,  es que en cierta forma desprecio la solución al disgusto, por su origen.

Es estremecedor y casi como de película de ciencia ficción, ver las escenas de miles de personas sentadas en una plaza, reuniéndose para gritar por sus dolores, puede ser en forma de protesta, o no necesariamente. La gente se autorganiza a través de las redes sociales, ya no necesitamos de líderes para clamar por una buena vida, lo llevamos en las yemas de los dedos, en el agua salada de los ojos. Y es que estamos hartos de vidas sin sentido, porque aunque tengamos “un buen pasar”, ya no es suficiente para nuestras almas, si al lado, hay miles, millones de seres humanos sufriendo y son personas como tú, como yo.

No es posible “un buen pasar”, si estás abierto a los dolores de la humanidad. Y entonces nos juntamos en la plaza, en los colegios, en las casas, a conversar, a estar juntos, reunidos para que en esa deriva de palabras, sonrisas, abrazos, gritos de protesta, emerjan, casi por magia, los bálsamos que nuestras almas necesitan para seguir caminando. Los optimistas confían que a “alguien en algún lugar” se le ocurrirá la genialidad que buscamos para solucionar el problema, ya sea sobre la energía, la pobreza, la guerra, lo que sea.

El disgusto es con nosotros mismos, porque nos vemos impotentes, incapaces de hacer algo mejor, no nos contentamos con lo que estamos haciendo. Sabemos que podemos hacer mucho, mucho más, es lo que estos tiempos nos demandan, nos exigen. Intuimos que si no damos más por el otro- que soy yo -, el próximo, sucumbiremos junto a él.

Como dice la RSE, también se aplica a las personas, no pueden haber personas exitosas, si su hermano ha fracasado, ha perecido en la sed, en el hambre. Si ésta fuera la conciencia que nos moviera, si se nos contagiara como bendito virus, podríamos construir el paraíso. ¿Por qué no lo hacemos?

 

SOLO PARA MISTICOS ¡¡¡¡

SOLO PARA MISTICOS ¡¡¡¡

  • ¿Habrá que irse para entender? ¿Por qué es tan importante entender?

Cuando nada sabía, era mejor, quizá, ahora tengo un laberinto de dudas y pistas. Antes sólo vivía, sin preguntas, no tenía tanto asombro como ahora, ni tanta angustia. Después de conocerte, me quedé sin palabras, y tu silencio me abruma, me agobia. Sé que estás aquí, en mi corazón, en mi estómago y no puedo ni tocarte. Sé que estás en mis sonrisas y mis lágrimas y no te las puedo dedicar. Y hay veces, que me caigo en ti y todo está bien, pero tu ausencia es mayor, desapareces en el supermercado, en los pagos del dividendo y en las noticias de la noche. ¿Será mejor olvidarte que amarte?

  •  ¿Será amor lo que siento por ti? Se parece harto, es como el amor apasionado del amante desesperado, es como el amor incondicional de la madre por su hijo, es como la entrega en confianza total del hijo con su madre. ¿y TÚ como me amas? Sin palabras…

 

  • La ignorancia suprema es la de no entender nada de lo que me sucede, y  así estoy, segura que así debe ser.

 

  • Hubiese querido no saber de ti, porque ahora no sé quién eres, ni dónde estás. ¡Sácame de este espacio y de este tiempo ¡

 

  • ¿Te puedo sacar de mí? Y ríes, siempre me has habitado, entonces que así sea. Y ya que estás aquí, conmigo, ¿cómo lo hacemos para no correr hacia la muerte y poder abrazarte de una vez?

 

  • ¿Para qué me has hecho vivir? Sólo para desearte más, amante ausente.

 

  • Eres capaz de irritarme, hasta que mi entrecejo se frunza, eres capaz de hacerme gritar de rabia, llamándote y no me contestas. ¿O yo no escucho?

 

  • Eso eres, Gran bromista, sadismo fino, sonrisa eterna. Al final me dirás ¿no era simple?

 

  • He decidido dejarte, al menos por un tiempo, eso me dije ayer, eso me dije hoy y lo digo ahora. Pero Tú no me dejas. ¿No podemos tener, al menos, diferentes almohadas?

 

  • Basta¡ si hasta estás en la cocina ¡ en mi mejor torta¡ Déjame, porque yo no me puedo arrancar aunque lo intente.
  • 

Segunda Parte

 

  • No logro completar TU imagen. He usado todos los colores de mi paleta, he intentado con mil trazos y tu figura no me aparece. ¿Será que no Te Conozco?

 

  • No te veo, no te escucho, no te toco, ni saboreo. Ni siquiera sé cómo nombrarte. Pensaba que mis sentidos eran para conocer el mundo. Claro TU no eres de este mundo, ¡¡ fuera mis sentidos¡¡

 

  • ¿Cómo estar aquí y ahora? Si la nube se fragmenta, el agua corre y no se estanca, mi corazón no se detiene y todo fluye. ¡Y TU me llamas ¡¡

 

  • Es difícil este en el presente, porque es doloroso, es estar sin defensas y confiar en el instinto. Es estar abierto a la realidad polifacética, sin anuncios. ¿TU estás aquí y ahora?  ¡¡ Qué suerte¡¡¡

 

  • ¿La idea de Dios está en crisis? Por supuesto, siempre debió dudarse de una idea de Dios, porque nunca Dios ha sido una idea, es  carne y huesos.

 

 

  • Y todo esto… ¿era para salvarme de la vida? ¿Y en qué quedará el gozo de lo sublime, de respirar en el montaña, de correr en el bosque, del beso al hijo, de la caricia al amante? ¡ Ah ¡ me olvidaba, todo eso Eres Tú.

 

  • ¿Quién necesita a Dios? Si para morir nacimos, guiados por el narcisismo y la inconsistencia transitamos por la vida, y en esto Dios no está.

 

  • Haga lo que haga, no tiene solución, no puedo controlar nada.  Todo esto sería absurdo si Tu no estuvieras.

 

  • ¿Cómo estás en este mundo si Tu reino no es de este mundo?

 

  • Tú no me sirves, no estás a disposición de mi ombligo. Yo estoy a TU disposición, para servirte. E intuyo que es lo mismo.

 

  • ¿Accederé a TU mundo cuando muera? ¿Para qué me has enviado a este mundo, sólo para contemplar la belleza y sentir el amor, y cerrar los ojos y la piel para no sentir el dolor? Así y todo, vale la pena, o sea, valen las lágrimas.

 

  • ¿Para que existe este mundo? ¿No sería mejor que sólo existieras TU?

 

  • Meister Eckhart  decía “El ojo con el cual Dios me ve es el mismo ojo con el que yo veo a Dios, Su ojo y mi ojo son un solo ojo. En justicia yo soy pesado en Dios y Él en mí. Si Dios no fuera, yo no sería. Si yo no fuera, Dios no sería. Sin embargo, no es necesario que esto se sepa, Pues estas son las cosas fáciles de mal interpretar y que no pueden ser entendidas sólo por el concepto».  Y si mi ojo es TU ojo, que mira desde el amor, ¡qué maravillosos mundo puedo construir ¡

 

  • Me he dado cuenta que no decido nada, que a pesar mío, Tú haces mis tareas. ¿Es que eres el inconsciente que Freud mostraba?

TIEMPOS DE ADVIENTO

TIEMPOS DE ADVIENTO

Me siento como en tiempos de adviento, en la reflexión y en la esperanza de tiempos mejores. A la espera del milagro de un buen cambio para los seres humanos. Cambio que muchos esperamos de forma optimista, cómo el inicio de una nueva era, una nueva forma de con vivir, más solidaria, más compasiva, más equitativa y justa, en fin, vidas con más amor.

Todo apunta a que el próximo año “algo pasará” y muchos esperamos que efectivamente “algo pase”, porque paradojalmente nos desilusionaríamos mucho que nada pasase…

El tiempo de adviento tiene que ver con el año cristiano, que consiste en un tiempo de preparación para el nacimiento de Cristo. Son los días previos a Navidad y es un tiempo de reflexión. ¿Será que esperamos la parusía?¿ La segunda venida de Cristo? No lo tengo claro, pero algo así es lo que escucho que esperamos. Algo, Alguien que nos salve. Y esto dice mucho de nosotros, el esperar que Algo que no soy yo.

Sin embargo, podemos esperar con la parálisis de la esperanza, o en la quietud de la reflexión y podemos esperar en la reflexión activa, es decir haciéndonos cargo de lo que queremos que pase.

En las tradiciones de adviento se trabajan “virtudes” cada semana previa al nacimiento de Cristo, y podríamos inventar algo parecido también. Podríamos tener la campaña del saludo, en la cual nos saludamos en los pasillos, en los ascensores, en fin donde te cruzas con otro ser humano. ¿Lo han hecho? Es increíble la sorpresa del saludado y también es interesante lo que nos pasa en ese ejercicio. Podríamos tener la campaña del regalo del libro que has leído, la campaña de comer juntos en familia, la campaña de dar un almuerzo, la campaña de dar trabajos, la campaña de dar sonrisas, en fin, estoy segura que cada uno puede inventar muchas y difundirlas por las redes sociales.

En período de adviento la gente se reúne en torno a una corona de adviento y  oran en comunidad. ¿No estamos muchos de nosotros haciendo algo así? Reuniéndonos, conversando en círculo, reflexionando sobre cómo hacemos un mundo mejor, cual está siendo el granito de arena de aporte, tomando conciencia del milagro del ser humano.

Pareciera que estamos reconstruyendo el Dios que queremos, ya no es el Dios utilitario a nuestros deseos y peticiones, (que sirve a nuestras hormonas egocéntricas diría el profesor Bentué) , no es el Dios mundano, es el Dios presente en nuestra experiencia del corazón y las entrañas, el Dios que da sentido a la vida, el Dios que consuela nuestra angustia existencial. No estamos caídos, tirados en el planeta, somos el propósito de Dios, al menos una parte de Su propósito. Como escuchaba a alguien decir, “Dios se siente, se siente”

Reconstruyéndonos

Reconstruyéndonos

Estos son tiempos de cambios profundos, de transformaciones fundamentales para el ser humano. Es una época donde nos hemos cuestionado el sentido de la existencia, con la pregunta ¿tiene sentido esta vida?, si quizá después de la vida no hay nada, y la duda está presente.  Tampoco tenemos la orientación de la causalidad a la que nos referíamos como “esto pasó porque…” Ahora las causas y los efectos  no son relacionados directamente uno a uno, sino que están entramados y nos damos cuenta que no podemos analizar de esa forma, ya que acontecen a la vez, múltiples causas para un cierto efecto. Esto nos complejiza la reflexión y  el accionar. Nuestra forma de análisis entra en crisis cuando surge la interdependencia de nuestras acciones como una forma de observar el mundo.

Por el lado de las verdades absolutas de antaño, no quedan ni cenizas, todo depende del observador y sus cristales, para determinar su realidad y su verdad; y los anhelos de unidad han sido demolidos, quedando como leyendas utópicas las ideologías que alguna vez nos movieron.

Hemos vivido casi todo el último siglo, en el desmoronamiento de esta estructura intocable, donde no cabía cuestionamiento ni reflexión alguna, el sentido de la vida estaba claro, con una narrativa ofrecida desde las religiones, con una vida prometida después de la muerte, donde el sentido de la vida era vivirla trabajando y arreglárselas para una salvación, de una vida mucho mejor, sin sufrimientos, después de esta vida. Hoy este discurso es ampliamente cuestionado.

Soñábamos con ideales que nos harían a todos uno solo, con una aldea global, con igualdad de oportunidades y de bienestar. Actuábamos basándonos que si hacíamos A, siempre resultaba B con una confianza ciega y las verdades del hombre no se discutían.

Inevitablemente nos surge la pregunta valorativa, ¿qué era mejor? La ceguera inocente, la irreflexión, la certeza ingenua, o una nueva “verdad” que nos dice que no tenemos nada claro sobre estos cimientos sobre los que caminábamos tan confiadamente. Y parece que preferimos las certezas a las incertidumbres porque nos ha costado adaptarnos a este nuevo mundo. Digo que nos ha costado, a los de la generación que hoy ya tiene medio siglo, porque las nuevas generaciones, vienen con el aprendizaje incorporado o han diseñado nuevas prácticas de vida que se acomodan a este devenir incierto.

Nosotros planificábamos la vida con ciertos hitos como estudiar, entrar a trabajar en una institución ojalá para el resto de la vida, casarse, tener hijos, la mujer se dedica a la casa y a los hijos, luego jubilar y viajar tal vez en un crucero, todo en estricto orden. Y ya sabemos que hoy esto no se da así y emergen nuevos hitos en la vida: viajar, viajar a la India, estudiar en otros países y estudiar diferentes cosas, tal vez tener pareja, quizá casarse, quizá tener hijos, en fin, cero planificación de largo plazo, mas bien el lema es dejarse llevar por el barómetro de las voces internas de tu ser, contestar lo que el alma demande.

Los de más de cincuenta comenzamos a buscar de dónde agarrarnos en este vuelo o caída, (porque no sabemos tampoco si es arriba o abajo) al desaparecer los cimientos de las certezas. En este nuevo navegar pensamos que estamos ampliando nuestro nivel de conciencia, preparándonos poéticamente para un nuevo amanecer. Nos surge una demanda casi frenética de la espiritualidad perdida en el desconcierto de estos tiempos, sólo sabemos lo que nos dicen las entrañas y la intuición de lo que no nos logra descifrar ni la ciencia ni la religión. Y con ese sólo vislumbre, avanzamos por un nuevo camino y con un nuevo caminar.

Quedamos consternados ante la naturaleza y sus manifestaciones, y agachamos la cabeza aceptando que así sea, creyendo sinceramente que lo que viene será lo mejor para la humanidad, confiando nuevamente, esta vez y ex profeso con los ojos cerrados, en que un nuevo sentido y verdades emergerán para darnos la paz del alma que tanto anhelamos.

MUJERES¡¡¡

MUJERES¡¡¡

Mujeres¡¡¡ la hemos pasado mal en la corta historia de la humanidad, sometidas, maltratadas, discriminadas, sin embargo, parece que somos las que marcaremos el camino de la evolución de la conciencia. Es en nosotras, donde con mayor frecuencia se desarrollan los amores más reverenciados y alabados, como el amor incondicional de madre. Somos las que cuidamos y servimos a la familia, por lo general, ya sé que siempre hay excepciones.

Empecé a trabajar a los 23 años, y era la única mujer profesional en el Banco, cuestión que no miré en su momento como algo “raro”. En esa época, las mujeres me provocaban más enojo que simpatías (todavía me queda algo de eso) y es que mi mundo laboral era de sólo hombres, también lo fue en la universidad, con 99% de hombres, y las pocas mujeres que habían, tenían pocas ambiciones profesionales. Por supuesto, esta actitud, de pocas expectativas, también era valorada por nuestros colegas hombres, aunque en sus discursos  prevalecía la igualdad de género, en la práctica sus mujeres estaban dedicadas a las labores del hogar como se le dice hasta ahora, y que incluso algunos varones en estos tiempos, han tratado de enaltecer el trabajo en el hogar,  como algo casi sagrado, y que tiene esos ribetes por el cuidado de sus hijos. Yo también compraba ese discurso, aunque mi alma me pedía muchas otras cosas bien diferentes de cocinar, lavar y planchar. En ese tiempo también soñé con no trabajar y dedicarme “a la casa”, claro que con otro concepto de quedarse en la casa, para dedicarme a estudiar, investigar, en fin, nada que ver con limpiar (o sea, como lo hago ahora).

Adoraba a mi primer hijo, sin embargo, el post natal me aturdió, esa dependencia del hijo es una prueba extrema de amor, donde además se te anquilosan las neuronas y el mundo se reduce a tu casa y terminas hablando de pañales, eruptos, mamaderas y pezones partidos. Desaparecen las crisis, el calentamiento global, la pobreza, las elecciones, la salud, la filosofía. Algunos podrán decir que es bendito ese tiempo porque se te olvida todo eso….hasta por ahí nomás. Sobreviví a la crianza, en la tradición, es decir, con el padre ausente totalmente de los menesteres de sacar caquitas. En ese tiempo me di cuenta que ser mamá no era suficiente para mi vida y que me faltaban minutos para otros aprendizajes para evolucionar a ser humano integral. Con mis otros dos hijos no tuve pre ni post natal, y tengo el mejor recuerdo.

Desde esos tiempos abogo más por aprender a ser, ser humano, que ser mujer solamente. Si bien tenemos esta tremenda capacidad de amar a nuestros hijos y a otros, hemos descuidado nuestra capacidad de amarnos a nosotras mismas y hemos inventado prácticas de postergarnos, las que transmitimos, sin darnos cuenta, a nuestras hijas e hijos, así lo veo en las de nuestra generación. Todo esto bien apoyado por nuestros hombres, la mayoría inocentes, criados por nuestras madres.

Mi amiga Angélica me saluda diciéndome, “que bueno ser mujer no? cada día me gusta más”. Y sí, SI, me gusta ser mujer, tenemos muchos más desafíos en la vida que los hombres¡¡¡ , pensar esto me hace subir la adrenalina¡¡¡ Pero vuelvo al tema de querernos a nosotras mismas, como bien lo hacen ellos. Díganme qué maravilla cuando ellos se planifican para la pichanga, tenis u otra actividad, (sin nosotras) y llegan a casa, diciendo llegué¡¡¡¡¿ hay algo para comer? Lo digo sin ironías, mas bien con envidia, de no poder hacer eso, no porque no quiera, es porque ya no puedo, no tengo esa competencia, siempre estoy pensando en servir a los demás primero, y después vengo yo, ni siquiera me doy cuenta en la misma acción, ocurre transparentemente.

Entonces sigo con el mensaje de hoy día, aprender a amarse. Veo que las nuevas generaciones de mujeres ya vienen con algo de esto y hasta opino de algunas que se les pasa la mano¡¡¡¡ Hemos confundido amar al otro, a costa de sacrificio y postergación. Si ese otro supiera que es amado de esa forma, tampoco aceptaría ese amor, si de verdad te ama.

Mientras más nos queramos, más amor sano podremos dar, más hijos felices podremos encauzar y podremos convertirnos en seres humanos dignos y con igualdad de oportunidades. Amarse tendrá que ver con desarrollar la competencia de decir basta¡¡, de atrevernos a hablar, de levantar la mano, de decir, “yo quiero”, “yo puedo”, estoy aquí¡¡¡ Podemos dar más, mucho más y no podremos aprender a amarnos sin la ayuda de ya saben quienes, de ellos. Los necesitamos como ellos nos necesitan, porque los amamos.  Ellos pueden aprender más a servir a los otros, y nosotras podemos aprender a querernos más.

Besitos¡¡¡¡¡

 

Cierra los ojos y ve¡¡¡

Cierra los ojos y ve¡¡¡

He seguido pensando en esto de la  ley de complejidad-conciencia, y del punto omega que nos habla Pierre Teilhard de Chardin, y me pregunto si esto no significaría que finalmente, en nuestra evolución lleguemos a convertirnos en humanos de verdad, es decir, que aparezca lo que idealizamos, buscamos con tanto afán, un mundo solidario, de amor y paz.

Sigo conversando con Dios, (esto quiere decir que me contesta) lo que me tiene optimista, así que pienso que la dirección de nuestra evolución es humanizarnos, que puede ser a la vez divinizarnos o bien simplemente realizar lo que ya somo,s pero no vemos. Por otra parte, esto significa que aún no somos tan humanos como creemos y esto hasta me suena coherente, que no somos aún lo que anhelamos. Y que nos falta harto para ser seres Humanos.

 ¿No es el mundo de Dios el que soñamos, sea cual sea la religión? ¿No será que todo el camino recorrido por el hombre es finalmente llegar a un mundo divino? Por algo es que lo soñamos, porque lo conocimos, porque está grabado en alguna parte de nuestro ADN, listo para explosionar, cuando así lo determine la Conciencia Cósmica, Dios. Soñamos sobre lo que conocemos, buscamos lo que conocemos. ¿Será ese nuestro salto cuántico evolutivo? Una ampliación de conciencia que nos lleve a la reconexión divina.

Es extraño que pese a que tenemos tantas crisis de todo tipo, calentamiento global, crisis financieras, de la naturaleza, guerras, hambrunas, etc, hoy más que nunca confluyen científicos y pensadores espirituales con una mirada esperanzadora para la humanidad. Acercarnos al estudio del microcosmos nos dio una nueva perspectiva de la realidad y la posibilidad de Dios emergió. Ciencia y religión comienzan a tener un horizonte común, un Dios creador, que al observarnos nos colapsa, nos crea (como en la física cuántica) y un Dios que nos acoge como meta cúlmine de nuestra evolución, como un orden que se despliega (David Bohm, físico cuántico). Y las religiones coinciden en el camino de la meditación, la oración, la introspección, la compasión. ¿No será que para conocer a Dios basta con cerrar los ojos? Bueno y también a preguntarle…¿estás ahí? De seguro que les contesta¡¡¡¡

SALTO CUANTICO

SALTO CUANTICO

He estado leyendo a Amit Goswami, físico cuántico, autor de La Física del Alma y de Dios No ha Muerto, su último libro.

Goswami plantea el tema del observador que nos viene inquietando desde hace varios años. ¿Quién es el que observa? En la física cuántica, esto es crucial, ya que para determinar si algo es onda o partícula, depende del observador, o sea, se desliza terriblemente que en el microcosmos, la realidad depende del observador.  Esto también lo hace presente el teólogo Leonardo Boff, quien se pregunta ¿ y quién nos observó a nosotros, los seres humanos? Notorio es que estudiosos de tan diferentes áreas converjan en la pregunta…y en la respuesta: Dios.

Dios, no como un señor con barbas que te controla y te dice lo bueno y lo malo, sino como algo mucho más grande. Goswami dice que nos hemos siempre planteado, desde las ciencias, que lo primero es la partícula más ínfima y que de ella nacen los átomos y de ahí van evolucionando a masas más grandes y complejas (Big Bang). Entonces dice, si ya sabemos que del observador depende sea partícula u onda, por qué no pensamos al revés, que lo primero no fue esa microscópica partícula, sino que fue una onda, o en otras palabras una conciencia, un observador que determina que se materialice una partícula, como sucede en las experimentaciones de la física cuántica, que a este hecho le llaman “colapso”.

Si pensamos que nosotros, humanos mínimos, podemos colapsar una partícula u onda, sólo poniendo nuestra atención en los que observamos, ¿no será esta una cualidad divina? Es claro para los científicos que esto es lo que hacemos cuando observamos el microcosmos, lo cual no es así con el macrocosmos, ya que no colapsamos montañas, ni el número ganador de la lotería.

Si seguimos con esta mirada, que primero no fue partícula, fue conciencia, fue conciencia con intención de creación, podemos comenzar a remirar nuestra evolución con cualidades cuánticas. La creación o colapso de una partícula sucede en un salto cuántico, es decir no hay un proceso de creación, el electrón está en una órbita alrededor del núcleo del átomo y de repente aparece en otra órbita, así no más. ¿No ocurre así de esta forma, en la aparición de la vida en la tierra? A lo cual aún no tenemos respuestas. La evolución no ha sido continua, es decir, al reptil en su transformación en ave,  no le aparece el ala de a poco, no habría sobrevivido con un muñón, tiene que haberle aparecido el ala de una vez y no sólo a uno de su especie, sino a muchos para que pudieran sobrevivir. Concluyo que la evolución también es discontinua, como si fueran saltos cuánticos que suceden en el microcosmos, y que entonces también sucederían en el macrocosmos, como el resultado del colapso provocado por un Observador, Una Conciencia tremenda.

También observamos que esta evolución no tiene nada de azar, tiene una dirección hacia la creación de seres más sofisticada, más compleja, es un orden en despliegue, como diría David Bohm otro físico cuántico, o es el camino al punto Omega como diría el teólogo jesuita  Pierre Theilard de Chardin, punto en que la evolución de los seres humanos llega al culmine de la evolución de la conciencia, y de la materia, con la primacía de la  compasión y el amor por el otro, por la “otridad”, que soy yo también. El Punto Omega sería como volver al creador, porque siempre ha estado, pero volver como personas con otro nivel de conciencia, basado en el amor.

Todo esto, a mí me llena de optimismo y sentido. Mi intuición que estamos en esta vida para aprender amar al otro, y ese otro es muy, muy vasto y soy yo al mismo tiempo, da sentido a todas las palabras de seres que han trascendido en nuestra breve historia, como Jesús con sus palabras “ama a tu prójimo como a ti mismo” ( o mi traducción de ama al otro que está enfrente, como a ti mismo)

Como todos los aprendizajes, el aprender a amar es fácil y difícil, a veces sabemos amar muy bien a nuestra familia y somos cretinos cuando insultamos enojados a ese otro que se ha cruzado en nuestro camino. Tenemos todas nuestras vidas y las que necesitemos para que el aprendizaje de amar se complete, para que nuestra conciencia alcance el nivel que Dios nos tiene como meta, el punto Omega de perfecto amor.

En estos últimos años ha emergido con fuerza en los países desarrollados occidentales, corrientes de pensamiento que piden a gritos una confluencia entre ciencia y espiritualidad, una respuesta a nuestras experiencia denominadas “interiores” de las cuales comenzamos a conversar con menos pudor y nos damos cuenta que parece que “sentimos” las mismas cosas y entre ellas surge como volcán en erupción, la necesidad, la plegaria de mayor amor entre nosotros. Las religiones no han dado respuesta a esta necesidad del alma que muchos sentimos y que sabemos se resolverá en el camino del aprendizaje del amor.

Quizá Dios nos tiene preparado un salto cuántico en nuestros niveles de conciencia, y así, como en el microcosmos, el electrón aparece en otra órbita, o así como en el macrocosmos en la evolución aparece de repente un par de alas, así de repente, la Conciencia colapsará para nosotros un par de alas de amor. ¿No encaja todo esto en lo que han dicho las antiguas sabidurías religiosas judaicas, cristianas, budistas, hinduistas, musulmanas?

La Filosofía Perenne de estas sabidurías nos dice lo mismo (Aldous Huxley):  que el espíritu existe; que  el espíritu está dentro de nosotros;  a pesar de ello, la mayor parte de nosotros vivimos en un mundo de ignorancia, separación y dualidad, en un estado de caída ilusorio, y no nos percatamos de ese Espíritu interno. Que hay una salida para ese estado de caída, de error o de ilusión; hay un Camino que conduce a la liberación. Si seguimos ese camino hasta el final llegaremos a un Renacimiento, a una Liberación Suprema. Y esa experiencia marca el final de la ignorancia básica y el sufrimiento. El final del sufrimiento conduce a una acción social amorosa y compasiva hacia todos los seres sensibles. Todas las religiones coinciden en estas premisas, ¿cómo conocer a este Espíritu? ¿cómo conectarse con El? Cada uno tiene sus métodos, yo converso con El.

 

Más Conversaciones con Dios

Más Conversaciones con Dios

Como que me da susto decir que converso con Dios. Y es que pese a que gran parte de la gente cree en Dios, cuando tú dices que conversas con EL, se sonríen y te das cuenta que piensan que eres “loquita”. Bueno aquí sigo conversando, cada vez con más  frecuencia y confianza, porque te las contesta todas.

Ahora me habla aunque no le haya llamado, aparece entre mis pensamientos, no como un pepe grillo, aparece en mostrarme lo que no sé, o he olvidado. El otro día iba en avión sobre una tormenta de rayos y pensé en la muerte como antaño lo hacía y con algo de miedo, yo que decía que la muerte ya no me daba miedo y saben lo que me dijo?. Me DIJO que estaba bien tenerle un poquito de miedo a la muerte, (un poquito) porque estábamos aquí en la vida para vivirla, con el impulso de la vida y no con el impulso de la muerte, sino para qué estamos en esta vida. Estamos en esta vida para vivirla y aprender, aún no tengo claro que es lo que aprendemos, aunque lo relaciono que estamos aquí, en la vida, para aprender a amar que sería la materia prima de Dios y si no sabemos amar, ¿cómo podremos pasar a SU vivir, en el camino que llamamos muerte, sin ese aprendizaje?

¿Cómo aprender amar? Esto era sencillo y difícil, como todo lo que se aprende, al principio difícil, luego más fácil. Primero se parte con comenzar a ver los demás, como me veo a mi misma, al otro, al prójimo, al próximo. Y claro esto es difícil de hacer, porque aunque estamos rodeados de personas, no necesariamente las vemos como otro, así como yo me veo. Más aún, para alguno esto puede ser extrañísimo porque nunca han tenido la práctica de “mirarse a sí mismos”, es decir ponerse de observadores del observador que son.

Para aprender amar, primero tenemos que ver al otro, al prójimo, como otro yo, tan válido como yo. Es como lo que decía Joseh Campbell “Tú eres eso” (“Tat twam asi”), en su inspiración de la pregunta de  Schopenhauer (“Sobre los fundamentos de la moral”)¿Cómo es posible que un sufrimiento que no sufro yo, ni me concierne, me afecte inmediatamente como si fuera mío, y con tal fuerza que me lleva a la acción? Esto pertenece a lo misteriosum, no tenemos explicación, cuando el impulso nos lleva a socorrer a otro, incluso poniendo en peligro nuestra vida. La respuesta a la pregunta es que: “Tú eres eso”, es porque lo que le pasa a ese otro, tú lo sientes porque eres ese otro. Entonces para aprender amar, este es el primer paso, ver en los otros, a ti mismo. Descubramos que no siempre vemos a los “otros”, la esclavitud de nuestros semejantes es una ejemplo, la marginación por sexo, creencias, política son ejemplos recientes y actuales, dónde hay “otro” que no vemos, que no siquiera existe en nuestro pensamiento.

Pero continúo con mis conversaciones con Dios, pudorosas aún, porque no me suelto como converso con los amigos, como que la reverencia por SU sabiduría es tremenda, entonces te quedas callada, diciéndote, puchas, cierto, esto es así. Me aparece ( a mi ego) la insignificancia de mis preguntas, temores, como una niña chiquita, y EL, me las respeta, las toma en serio. Es como que no muchos de nosotros conversaran con EL, entonces siempre está ahí para ti, para mí.

Pocas instrucciones he recibido, en realidad sólo una, la de pintar, y lo hice, aquí está el resultado, un río de savia profunda, de colores del corazón de la tierra, desde los cuales emergen múltiples luces y colores, la creación misma. Este cuadro fue mi regalo, emergido de las conversaciones con Dios. ¿Cuál podría ser tu regalo si conversaras con EL?

CONVERSANDO CON DIOS

CONVERSANDO CON DIOS

Hace unos días, un amigo me dijo que alguien le había dicho, ya saben cómo son esas cosas, que uno le dice al otro, y el otro al otro y así sucesivamente, hasta que me llegó a mí la idea de conversar con Dios. Ante lo cual, mi primera reacción fue de sonrisa, y mi cabeza se fue a la reflexión, de cómo yo, humilde ser humano voy a levantar cabeza para tener tales conversaciones, eso está bien para Donald Walsch (en su libro “Conversaciones con Dios”). Pensé que mis conversaciones serían más pedestres, cómo por ejemplo que me resulta difícil conseguir trabajo, que estamos cortos de dinero, que me angustio con esto de financiar la educación de mis hijos y claro, la miseria general del planeta, el calentamiento global, la corrupción y la falta de confianza, en fin, todo aquello que para Dios, no sería interesante.

Descartada la posibilidad de conversar con Dios, por la nimiedad de los temas, asumí que aunque me envalentonara, estaba el problema de cómo conversar con Dios, aunque aquí confieso que me sentía más segura de lograrlo y no sé por qué, era como que había recibido email de Dios que estaba disponible y no lo había contestado.

En estas reflexiones andaba y me invitan a ver una película con un nombre divertido “el activista cuántico”, que resonó cómico y dije que bueno, arrastrando a mi marido. Ese día antes de llegar a la película tuve mi primera conversación con Dios y fue absolutamente inesperada.

Unas horas antes de la película, recibimos un llamado sobre problemas de nuestro hijo que se encuentra fuera del país. No nos podíamos comunicar, no sabemos francés y los franceses no saben inglés. En fin en mi desesperación, le dije que me ayudara, o sea, le dije a Dios que me ayudara, ya saben que esto ocurre cuando te angustias mucho, se te ocurre pedirle ayuda. En mi caso he sido bien omnipotente y rara vez Le pido ayuda, es que digo que no está para estas cosas mundanas, sin embargo cuando se trata de un hijo, todo vale.

En eso estaba con la cabeza apoyada en la muralla, en una súplica intensa, cuando llega mi hijo mayor y en perfecto francés se comunica con el albergue en París y le contestan que al frente, he ahí está el Danielillo que queríamos encontrar.

Dios no me dijo algo sobre mi hijo, me dijo algo para mí, y ahora que lo escribo, lo hago con profunda vergüenza, no era necesaria la angustia para contactarme con EL.

EL siempre está disponible y no tiene problemas con los idiomas. Es tan fácil conversar con EL.

Pero claro está, las preguntas me rondaban, ¿cómo me iba a pasar de nuevo esta emergencia materna y espiritual para que lograra esa inmersión profunda en mi ser para conectarme de nuevo con EL?, esa era mi pregunta cuando llegamos a ver la película.

El activista al fin, era el Dr. Amit Goswami, físico cuántico, autor del libro Física del Alma. Muchas cosas dijo, pero me dio la receta para comunicarme, ya saben, con Dios. Esto es el do,be,do,be do. O en otras palabras, estar en el hacer, estar en el SER, estar en el hacer, estar en el SER, y esto último de estar en el SER,( porque en el hacer todos los sabemos realizar bien)  es simplemente estar en un estado de conciencia de meditación, y mejor aún que sea desde la energía del corazón o el chacra del amor. Y esto es posible durante el día, cerrar los ojos y quedarse un rato en conversaciones amorosas con Dios (para que darle problemas)

Cómo ya estaba todo claro, y antes hago otro paréntesis, porque hace días que había hecho otra petición a Dios y era que me hablara claro, no quería señales, ni signos a interpretar, clarito, háblame clarito Le dije, porque ando media lesa. Y ya lo tenía clarito para tener la primera conversación “pedestre”. Y que al fin de cuentas, estas conversaciones no han sido tan pedestres como lo presagié. Ya las contaré.

 

CONVERSANDO CON DIOS. Segunda parte

Lo primero que te pasa cuando quieres conversar con EL, es comprobar que Está.  Es cómo llamar por teléfono y eres sordo, preguntas ¿ESTAS? Y del otro lado te contestan Hola, Hola, pero tú no escuchas.

Una vez que te das cuenta, que El te contesta ( le digo EL por la tradición cristiana, pueden decirle como le dicen habitualmente porque como decía, entiende todo), te viene el hormigueo de la “prueba”, o sea, pruébame que ERES. Entonces, en mi caso viene lo de la predicción, comienzas a preguntarle ¿pasará esto o aquello? Se la haces fácil para que conteste sólo sí o no. Y son predicciones cortitas para comprobar que era EL o era sólo tu cabecita loca con una imaginación salvaje. Tú sabes que te sonríe siempre, sobre todo con estas conversaciones, la de la predicción y la prueba, también se rió conmigo, parece que le agrado.

Es fácil, contesta a la primera, siempre está disponible, la sordera es por el lado nuestro. Es amable, aunque algo Zen, con palabras que no siempre se las sigo y me dejan en la reflexión de tal manera que cuando me doy cuenta, he cortado la conexión. Es que de repente se te olvida que está contigo, o la mente se vuela por otros lados, y te acuerdas que estabas conversando con EL, e intentas volver a la conversación y tienes que discar de nuevo.

Cuando llevas varias conversaciones, se vuelve aún más fácil, es como decir, ¿Estás ahí?

-Sí mujer, estoy aquí, siempre estoy. (Supongo que me dice que no sea tan escéptica)

-Ay, gracias, disculpa mi escepticismo. ¿qué hago con ello? Pregunto afligida

-                  Persevera. Así de lacónico me contesta, por eso digo lo del Zen.

-                  ¿Por qué me angustia el futuro? LE pregunto.

Sonríe primero y me contesta:

- Respira profundo, respira otra vez, y una tercera vez y  escribe esto, escucha la música del agua que corre en la pileta, saca los pinceles y pinta. Ahí está el futuro (esta parte no se la entendí, no soy pintora)

Como he decidido OBEDECERLE, limpiaré pinceles y sacaré una tela y ya les cuento que pasa con el futuro.

Educación ¿para qué?

Educación ¿para qué?

Nos quejamos que la educación de hoy no es suficiente, es de mala calidad, que en los países asiáticos la educación es buena, sobre todo en matemáticas y que países como el nuestro está lejos de llegar a los indicadores orientales. Nuestros niños no sabrían entender lo que leen y de números menos. También sabemos que la educación en Singapur y otros lugares aledaños, obliga a sus pequeños participantes a una competencia feroz desde los primeros años de vida, donde el lugar que ocupa en el curso será determinante para sus futuras posibilidades. ¿Queremos como occidentales este tipo de educación, con la cual nos aseguraríamos que aprenderían matemáticas, ciencias y lenguaje¡

¿Sabemos nosotros adultos mal educados, lo que necesitan de educación, nuestros niños? Porque nos juzgamos de haber recibido una mala educación y queremos otra cosa cuando se trata de nuestros hijos, sin embargo, ¿hemos reflexionado sobre lo que queremos para ellos?

Admiramos a los que tienen buena educación, a los más letrados, académicos bien formados en universidades locales y extranjeras, que saben leer, escribir, sumar y restar, y más aún, y de los cuales, varios, ahora están en cargos de dirección y de gobierno. Producto de su sapiencia y buena educación, llegan a resultados negativos cuando restan ingresos menos costos, y actúan sobre ellos, con simpleza de subir ingresos o bajar costos para que la resta no salga negativa y así tenemos los resultados de esas acciones en Magallanes, dónde un bien educado, con poder,  declara que se debe subir el precio del gas, porque la operación matemática, no da. ¿Esa es la educación, la formación que admiramos, la que queremos para nuestros niños? ¿Qué se formen cómo personas que saben restar ingresos menos costos y actuar en consecuencia?

¿Para qué queremos educar a nuestros hijos?

¿Para que sepan de matemáticas y ciencias? ¿Para que sean buenos competidores en el mercado laboral? ¿Para que piensen como nosotros y no se sientan discriminados por diferir de la mayoría? ¿Para qué sepan algo que les ayude en el futuro? (aún cuando no sepamos lo que necesitarán en el futuro… o éste les demande… ) ¿Para que ganen plata? ¿Para que transformen el mundo? ¿Para que hagan lo que nosotros no pudimos? ¿Para que sean famosos, artistas? ¿Para que sean fervientes servidores del prójimo? ¿Para que se realicen en lo que ellos elijan en su adultez? ¿Para que puedan elegir sin la limitación de una mala formación?

¿Para qué educamos a nuestros niños? ¿Para que dejen de ser niños? como nosotros lo hicimos, olvidándonos de las competencias de la infancia.

Quizá algunos se identifiquen con algunas preguntas/respuestas, y diga eso quiero yo para mis hijos.

No estoy contra la enseñanza de las matemáticas ni del lenguaje, como ahora le dicen a las asignaturas que antes llamábamos castellano. Y es que estamos insatisfechos, porque la mayoría de nuestros niños, no recibe una buena instrucción en estas materias que consideramos son básicas para la educación. Y me pregunto,  ¿Estas son las materias fundamentales en la educación de un ser humano? Porque me surgen otros temas para la formación humana.

Nacemos con disposición a ser seres humanos, la humanidad la vamos ganando en el proceso de formación. Y algunos de nuestros congéneres, se han lucido en la historia, por lo que decimos es falta de humanidad. Ahí tenemos los líderes, dictadores brutales, asesinos, humanos de una crueldad sin límites. ¿Cuál fue la formación que tuvieron o la que les faltó?

¿No sería mejor formarnos como seres humanos? De esta forma, las materias fundamentales para nuestros niños serían sólo el incentivar lo mejor que traemos, como por ejemplo: aprender a disfrutar de aprender; aprender que el otro es como yo, que al prójimo le pasan cosas similares a mí; aprender a cuidarme; aprender a cuidar a los otros, aprender amar.  Pienso que si  nuestros niños, tuvieran este entrenamiento humano, el aprendizaje de las matemáticas, ciencias, El Quijote, Heráclito, Shakespeare, Bach, Picasso,  vendrían solitos.

Carta a mi hijo, con consejos…

Carta a mi hijo, con consejos…

Quiero que seas feliz, que nunca sufras¡¡¡ y no sé cuáles consejos darte para que eso ocurra, porque cada uno tiene su camino, y tú también tendrás tu camino, un camino que sólo tú construirás. Puedo mostrarte algunos caminos que he transitado y que preferiría tu no fueras por ahí, porque están llenos de peligros y dolores, sin embargo siempre será tu elección por donde camines y cómo lo hagas. Sólo soy una observadora de tu caminar, dispuesta siempre a coger tu mano, a curar tu herida. Y es que eres regalo tan grande y tan preciado, que me conmuevo sólo de pensar en ti. Eres un regalo que no se posee, eres un regalo que desde que naciste, se lo ofrecí a la vida.

Quizá un consejo es decirte que seas fiel a tus pasiones y que estas pasiones te lleven a servir a otras personas. De las pocas cosas que he aprendido en mi vida, una de las que he aprendido, es  que la mayor recompensa que se puede obtener,  es cuando sirves a alguien, cuando le ayudas a alguien, cuando cuidas a alguien. Servir al prójimo es la mayor bendición.

Otro consejo, (que yo no he podido practicar, por incompetente) es que no tengas miedo de la vida ni de la muerte, en realidad, no tenemos razones para ello, en lugar de miedo, maravíllate con la vida y la muerte y sus misterios.  Camina por la vida siempre con esa disposición de maravillarte, por todo lo que te rodea y te acontece. No pierdas nunca la capacidad de asombrarte por el primer regalo que recibiste: la vida. Espera la muerte, siempre con paz y gratitud.

Aprende a disfrutar cada minuto, cada segundo, para ello hay infinitas razones y hay una técnica para aprender esto, sólo tienes que sonreir.

Utiliza tus dones, esa bella sensibilidad de escuchar y de empatizar, junto a la disciplina que demuestras en el deporte, utiliza estos dones para lograr tus sueños. Vive por tus sueños, entrégate a ellos con pasión y confianza en ti. Yo estaré siempre, siempre a tu lado, con mis manos abiertas y con amor en mi corazón.

MORIR Y VIVIR

MORIR Y VIVIR

Mucha gente tiene miedo a morir y lo declara casi literalmente, otro tanto no lo dice abiertamente, pero igualmente siente el miedo a morir y en la intimidad de la amistad puede confesarlo.

La muerte puede ser un tema de conversación, y también el miedo que muchos experimentan ante ella, y podemos fantasear como será aquella experiencia, que increíblemente vemos lejana. Esta conversación va apareciendo con mayor frecuencia en la medida que envejecemos y nos acercamos al evento mortal. No es común escuchar a gente joven reflexionando sobre la muerte y lo que les acontece al recordarla. Y si lo hicieran, lo más probable es que le añadirían cuotas altas de humor. Es que cuando encaramos esta reflexión, muchos, en vez de petrificarse, prefieren carcajear, es que así de insoportable les puede resultar la idea de la muerte.

Sin embargo, no hablamos con el mismo descaro que tenemos sobre el miedo a la muerte, del miedo que le tenemos a la vida, damos por sentado que tener miedo a la muerte nada tiene que ver con el miedo a la vida. Ante la muerte no somos indiferentes, nos da susto, nos da rabia e incluso nos podemos reír de ella, pero sobre la vida no pensamos así, y es que ni siquiera pensamos sobre nuestras vidas.

El hecho de vivir es de tanto o mayor misterio y relevancia que la muerte. Y es que llegamos a la vida, sin la conciencia de haberlo pedido, ni esperado, en cambio de la muerte sabemos desde el primer día que nacemos, que en el futuro tendremos esa experiencia. (Alguna cita leí por ahí, que decía que nacer, es el primer paso para morir)

Y pese a que la vida,  tal acto magnífico de emergencia en el mundo, rara vez se toma con la sobrecogedora reverencia que nos causa la muerte, trae consigo tantos misterios como la no existencia.

¿Tenemos miedos de la vida? ¿Reverenciamos la vida así como la muerte?

No hablamos de nuestros miedos de la vida, de nuestras rabias con la vida, ni nos enmudecimos ante el milagro de la misma. Tomamos la vida como un hecho de tal naturalidad que ya no la miramos con la tremenda magnificencia de creación que es.

Deberíamos inventar una reverencia, un rito solemne y diario para celebrar la vida, nuestras vidas y la de los otros, vivir la vida de acuerdo a su naturaleza sagrada: tremenda, misteriosa y fascinante.

NO PUEDO PROBAR QUE DIOS EXISTE

NO PUEDO PROBAR QUE DIOS EXISTE

No puedo probar que existe Dios, tampoco puedo probar que no existe Dios. Al menos no, con el “método científico”

A veces me preguntan si creo en Dios, y me sonrío, la pregunta me llama a razonar una respuesta, porque decir creo en Dios, es para mí un proceso mental. Diferente sería que preguntaran ¿sientes a Dios?, esa sería una pregunta más fácil de contestar, ¡por supuesto¡

Me toco la cabeza y digo, “sé que Existes”, me toco el pecho y digo “siento que Existes”, sacudo mis hombros como bailando cumbia y digo “vivo en Tí”.

He llegado a la conclusión  que la existencia de Dios es una experiencia personal, como comer una fruta, no puedo verbalizar quien es, ni puedo mostrarle a otro como sabe. Por eso me hace sentido cuando escucho en las religiones que hablan del Innombrable, de YHWH (vocales de Adonai), quien es demasiado sagrado como para ser pronunciado.

Quizá una de las formas de hablar de Dios es por medio de las artes, la poesía, la música, la pintura. Y aún desde la poesía, la metáfora se queda corta para hablar de Dios y desde la pintura no hay colores para Mostrarlo y alguna música nos logra dejar una nostalgia que la asemejamos a El.

Mi invitación es entonces a vivir en Dios, porque también se puede hablar de Dios, cuando hacemos con cuidado todo lo que hacemos, es decir, poniendo atención y dando lo mejor que tenemos en nuestros trabajos y acciones. Cuando logramos esa entrega, fineza, dedicación, yo digo “vivo en Tí” y me sonrío (¿o El vive en mí?, Meister Eckhart podría decirlo de esta forma: “Hay un algo en el alma, donde vive Dios, y hay un algo en el alma por lo que el alma vive en Dios”)

Como veo que Dios es una experiencia personal, no intento que otros, ni puedo forzar a que a otros les pase lo que experimento, sólo puedo inclinarme al misterio de la Experiencia Sublime.

Por eso me inspira tanto Meister Eckhart cuando dice: “Ah, si los ojos del alma estuvieran abiertos, de modo que la razón contemplara la verdad, creedme, el hombre sería capaz de abandonar tan fácilmente todas las cosas como un guisante o una lenteja; sí, en mi alma, el mundo entero sería para un hombre semejante como una nada! (... ) Para aquel hombre que conoce realmente la verdad, no tiene el menor valor renunciar al mundo entero y hasta a sí mismo. ¡Oh, para el hombre que vive así, el mundo entero es en verdad demasiado propio!

No sé si son palabras de fin de año, o si tienen que ver con lo que pasa hoy en el mundo, en verdad el tema del que quería escribir hoy, es que mañana es mi cumpleaños, pero por una misteriosa razón aparecieron en la hoja en blanco todas las palabras anteriores. Gracias Amigo por tus palabras, mejor regalo no podía haber esperado¡¡

SUSTENTABILIDAD

SUSTENTABILIDAD

Sustentar

La palabra viene del lat. sustentāre, intens. de sustinēre) y según la Real Academia Española, significa primero, y como segunda opción tiene el significado de “conservar algo en su ser o estado”.

Haciendo una simplificación y juntando ambos significados, daría algo así como proveer a alguien del alimento necesario para conservar algo en su ser o estado. Y en el caso de nosotros, los seres humanos, sustentar significaría proveernos de alimento de forma tal que podamos conservar, preservar nuestra humanidad.

Como dicen ahora la sustentabilidad se puede entender como el desarrollo que satisface las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer la habilidad de las generaciones futuras de satisfacer las suyas.

 

Generalmente en los seminarios y charlas sobre desarrollo sustentable y otras similares, se pregunta sobre lo que podemos hacer, y suena lógico hacerse esa pregunta, sin embargo también sucede que la mayoría de las veces, por no decir todas, no surgen respuestas a esta pregunta. A nadie se le ocurren respuestas sobre lo que podemos hacer ahora ya, o bien las respuestas son de tal complejidad en su implementación, sobre todo en la parte que tenemos que buscar consensos entre muchas personas y esos caminos ya conocidos generan nada más que desánimo.

Entonces ¿por qué no cambiar la pregunta? Sin cambiar su contenido, sólo modificamos la persona que habla y decimos ¿qué puedo hacer yo por la sustentabilidad del ser humano y del planeta?

Y esta pregunta es más fácil de contestar, aunque muchas veces desestimamos nuestras humildes respuestas porque nos decimos que aportan sólo un grano de arena. Se nos ocurren muchas cosas que hacer a nivel individual como ahorrar energía en las casas, oficinas, empresas; hervir el agua y conservarla en termos; planchar lo necesario; reciclar la basura; cuidar el agua, duchas cortas; consumir productos elaborados por empresas conscientes del problema del planeta; racionalizar el uso del papel; compartir el transporte con nuestros autos; consumir productos con envases reciclables; no contaminar con quema de leña; conversar con nuestros hijos, nietos sobre lo que tenemos que cuidar, al planeta y a nosotros mismos.

Quizá este sea un camino, un camino de hormigas, una a una con su grano de arena, si somos millones de hormigas….¿ por qué no hacer una montaña?.....¿por qué no generar un nuevo orden en la medida que colocamos cada grano de arena?....mientras, seguimos intentado en ponemos de acuerdo en ¿qué hacemos para salvar el planeta?

CRISIS DEL ALMA

CRISIS DEL ALMA

Parece existir consenso en los problemas y crisis que los seres humanos estamos experimentando. A nivel global tenemos situaciones que nos parecen imposibles de solucionar, como la crisis medio ambiental y el calentamiento global, la crisis financiera a nivel mundial, inimaginable hasta ahora. Una Gaza convertida en un campo de concentración,  gran porcentaje de la población del planeta viviendo en la miseria y con una gran distorsión en la distribución de la riqueza a nivel mundial, la cual está en manos de muy pocos. Tenemos una crisis de entendimiento religioso, con resultados de violencia y terrorismo. Los alimentos que consumimos, nos comienzan a producir daño, resultado de los mismos avances tecnológicos que se han incorporado en la producción de los mismos.. Necesitamos cada vez más energía y sabemos que nuestras actuales fuentes energéticas  contaminan el planeta. Predominan valores basados en la ley del más fuerte, del más competitivo. El éxito se valoriza en términos monetarios y de poder. Tenemos desconfianza en nuestros gobiernos y en especial en los políticos. Aumenta la corrupción.

La calidad de vida de los seres humanos se ha deteriorado, pese a todos los avances científicos y tecnológicos. El estrés es la enfermedad de moda. Existe confusión y desánimo frente a la mirada del futuro. No sabemos qué hacer y desconfiamos de todo. Es lo que llamamos crisis.

Haciendo una síntesis de todas estas crisis que nos rodean, es que tenemos una crisis que significa un quiebre de la concepción del mundo que tenemos y por lo tanto es una crisis del alma.

 Hasta hace poco creíamos que el ser humano estaba sobre las cosas y por encima de todo.(F. Bacon: “debemos subyugar a la naturaleza, atarla a nuestro servicio y hacerla nuestra esclava”) Sin embargo ha comenzado a emerger la consciencia de la interdependencia: Todo está conectado con todo y nada puede existir fuera o independientemente de esta red interdependiente. Así como decía desde una profunda sabiduría el Jefe Seattle, cacique de los Duwamish, en su discurso ante el gobernador de Washington en 1856 quienes querían comprarles sus tierras:

“¿Dónde ha quedado el bosque denso y cerrado? Se acabó. ¿Dónde estará el águila? Se fue. Es el fin de la vida y el comienzo de la supervivencia….Si te vendemos nuestra tierra, ámala y protégela como nosotros lo hacíamos. Nunca olvides cómo era esta tierra cuando tomaste posesión de ella. Y con toda tu fuerza, con tu poder y con todo tu corazón. Consérvala para tus hijos e hijas y ámala como Dios nos ama a todos. Nuestro Dios es el mismo Dios. Esta tierra le es sagrada. Ni siquiera el hombre blanco puede eludir el destino común a todos nosotros.”

En el discurso del piel roja Seattle, distinguimos la interdependencia y la religación de todos los seres, lo sagrado de la naturaleza, la presencia de lo divino en el ser humano y el universo entero, y la constatación que a pesar de todas las diferencias y contradicciones tenemos un mismo destino común.

Y así como Seattle también desde otro lugar muy diferente surgen llamados similares.La propuesta de las nuevas ciencias sistémicas evolutivas es que, sea cual sea la naturaleza real de los tres grandes dominios (materia, vida y mente), están conectados porque expresan las mismas leyes generales o patrones dinámicos. Más aún, desde la física cuántica algunos desprenden que todo es energía en diversos grados de concentración y estabilización en complejísimos sistemas de relaciones, en los que todo está interconectado con todo, originando la sinfonía universal, las montañas, los microorganismos, los animales, los seres humanos. Todo posee interioridad. Por eso todo es espiritual.

La ecología profunda, según F. Capra no es más que el saber acerca de las relaciones, interconexiones, interdependencias e intercambios de todo con todo, en todos los puntos y en todos los momentos. O como dice F. Capra “Para recuperar nuestra plena humanidad, debemos reconquistar nuestra experiencia de conectividad con la trama entera de la vida. Esta reconexión es la esencia de la base espiritual de la ecología profunda

Entonces la crisis tiene una mirada positiva, ¿ no será la oportunidad para el ser humano de religarse con la naturaleza, el planeta, el universo y con Dios?

¿Y qué es una crisis?

Según la Real Academia la define como una mutación importante en el desarrollo de procesos, de orden físico, histórico o espiritual. Y bien que vemos los grandes cambios que están ocurriendo.

Crisis viene de la palabra sánscrita kri o kir que significa dispersar, purificar, o sea, limpiar de imperfección. La crisis actúa como un crisol (elemento químico) que purifica el oro y acrisola (purifica, limpia) los elementos que se han incrustado a lo largo de un proceso vital o histórico y que, con el tiempo, han ido adquiriendo un papel sustantivo, apoderándose  del núcleo mismo, al punto de poner en peligro la sustancia misma. O sea, una crisis está llena de vitalidad creadora.

Estamos viviendo cambios profundos en nuestras creencias y por lo tanto en la forma cómo vemos el mundo y cómo lo experimentamos. Nuestra alma también se conmueve y se transforma al comprender la necesidad de religación con la naturaleza y el universo. La crisis podrá purificarnos, sólo si a cada uno de nosotros le acontece y le conmueve hasta los tuétanos.

Confiemos que desde el caos  y desde el amor, surja un nuevo camino que nos lleve a un nuevo orden, con un mayor nivel de conciencia para los seres humanos, que nos permita continuar viviendo en el planeta con mayor armonía y bienestar.

El Camino de la Alegría

El Camino de la Alegría

                                                                                                                                                                                                       

En estos tiempos cuesta hablar de la alegría y de la posibilidad de experimentarla. Varias veces me he sentido inhibida y también he sido increpada por enojados interlocutores cuando he osado decir que la alegría es posible hoy en nuestras vidas.

Porque es inevitable que al mencionar la alegría, el gozo o la gracia, aparezca el tema del sufrimiento y el dolor. Estos últimos siempre ganan sus batallas.

Es osado de mi parte abogar por el bien-estar, como si se pudiera dirán algunos. Llevo las de perder, pero aún así prefiero dar la batalla, porque veo la posibilidad de realizar el sueño. ¿Qué pasaría si cada uno de nosotros una vez al día se decidiera hablar con otro de lo bien que lo pasó el fin de semana, de alabar a quien ha hecho mérito, de soñar, un gesto positivo al día, dar la pasada al conductor de al lado, sonreir, dar las gracias, dar un ánimo. ¿Tan enojados, tristes andamos por la vida que esto  no nos parece factible?

Es que suena bobo, ingenuo pensar que podemos cambiar el mundo con estas actitudes. Y no son estas actitudes las que deberíamos enseñar a nuestros hijos? ¿ no los harían mejores personas? Y a nosotros mismos no nos harían mejores personas el sólo hecho de enseñarlas y practicarlas. La vida como dice una amiga mía es una práctica diaria. Aprendamos a vivir, necesitamos una nueva conciencia de cómo vivir nuestras vidas. No se trata de relajo, se trata de conexión , de sentido de cada cosa que hacemos, de la conexión profunda con esa fuerza primordial que nos ha creado, con sólo eso, todo tiene sentido, incluso lo más penoso, incluso el sufrimiento.

En estos tiempos de tanta crisis en el mundo, y de todo tipo, financiera, ecológica, energética, religiosa, valórica, de tantos problemas de violencia, pobreza, y falta de entendimiento entre los seres humanos, necesitamos modificar nuestras prácticas de vida en profundidad y el camino que veo es el de conexión de cada uno de nosotros consigo mismo, porque parece que tenemos respuestas, tenemos una sabiduría escondida que puede aflorar fácilmente si tomamos conciencia de quienes somos.

La expansión de conciencia comienza cuando seriamente nos hacemos las preguntas fundamentales del ser humano, que para mí abarcan varios temas centrales. El primer tema es sobre la muerte, ¿cómo estoy asumiendo esta certeza, que me voy a morir? Hecha esta pregunta, salta inmediatamente el tema de la vida, ¿y cómo entonces sabiendo que moriré, asumo esta vida otorgada?, o sea, ¿cómo decido vivir? Esta pregunta a su vez, gatilla el tema del libre albedrío, porque ya que me he dado cuenta que estoy vivo(a) ¿cómo tomo conciencia que estoy optando, escogiendo, eligiendo mi quehacer minuto a minuto? La siguiente derivada, como consecuencia de las preguntas anteriores, viene con la siguiente reflexión, si sé que moriré y que tengo libertad para escoger ¿cómo le doy sentido a mi vida?, ¿cómo le doy sentido a mi quehacer, a mi práctica de vida diaria? Y finalmente para complejizar un poco más toda esta reflexión, nos damos cuenta que nuestras vidas casi siempre están relacionadas con otros y pese a este hecho igualmente estamos solos, es decir, cada uno de nosotros habita un mundo que sólo cada uno de nosotros conoce y desde ahí esperamos resolver o al menos encarar las preguntas existenciales. Bonito desafío, tenemos toda la vida (y quizá toda la muerte) para hacernos cargo de estas preguntas y parece que es en este camino que encontramos la felicidad en la vida. Podemos hacernos los lesos, pero lo que he visto es que el sufrimiento humano se origina en los cuatro temas mencionados: la muerte, la responsabilidad de vivir, el sentido de nuestras vidas y la soledad existencial. Si no nos hacemos cargo de estos temas, ellos, nos perseguirán con ansiedad, miedo y estrés hasta la muerte¡¡¡

¿La salida?

Mi humilde opinión la respuesta a la pregunta está en tomar lo que llamo el camino de la alegría, camino que se encuentra una vez que te has dado cuenta que te ha sido regalada una vida, una vida de ser humano, si eso te conmueve sólo te quedarán las ganas de agradecer esta gracia concedida. Y se trata de estar agradeciendo todos los días este milagro y ¿cómo podemos agradecer? con el servicio amoroso que le puedo dar a otro ser humano, los pequeños gestos diarios de dar las gracias, dar ánimo, dar ayuda, con la sonrisa, con el abrazo, con el respeto por el otro, con escuchar al otro. ¡pongamos estas acciones en nuestra agenda¡,

¿Qué hacemos cuando sufrimos?

¿Qué hacemos cuando sufrimos?

                                                                                         “Entonces, ¿por qué hay tanto sufrimiento? ¿Por qué Tú, si eres Dios, no le pones fin, ya que tanto te desagrada?

Ya le he puesto fin. Pero sencillamente os negáis a utilizar las herramientas que os he dado para hacerlo.

Y es que el sufrimiento no tiene nada que ver con los acontecimientos, sino con cómo reacciona uno ante ellos”

 Conversaciones con Dios de Neale Donald Walsh

 

Trate de excluir la posibilidad de sufrimiento que el orden de la naturaleza y la existencia de voluntades libres implican, y encontrará que ha excluido la vida misma si el universo ha de admitir la posibilidad del sufrimiento desde un principio, la bondad absoluta lo habría dejado sin crear

…”cómo, aun percibiendo un mundo que sufre y estando seguros —basándonos en fundamentos bastante diferentes— que Dios es bondadoso, hemos de concebir que esa bondad y ese sufrimiento no son contradictorios

El Problema del dolor de C.S. Lewis

El otro día recibí el email de una amiga quien había recibido la noticia del cáncer de su madre, y además su esposo estaba gravemente enfermo, su casa casi se incendia, en fin, una serie de sucesos difíciles de sobrellevar. ¿Qué decir ante su dolor?

Todos hemos sentido el dolor, o el sufrimiento, para diferenciar el dolor de un golpe, aunque a veces se siente casi igual¡¡¡ El dolor nos dobla, nos hace mirar los pies y gritarle a la vida, sin embargo, siempre sabemos que pasado el agujazo intenso vendrá la calma. ¿Por qué pensamos eso? ¿ es que hay una secreta sabiduría que nos dice que el sufrimiento es pasajero? ¿ es porque todo es pasajero, como la felicidad también? Entonces confiamos que lo malo pasará. ¿Es solo eso? ¿O hay voces que nos dicen confía, ya vendrán días mejores?

Parece que es como eso, porque la mayoría de nosotros hemos sobrevivido al dolor físico y al del alma. Porque la muerte nada tiene que ver con aliviar el dolor, es el mismo ser el que se regenera y emerge nuevamente repuesto del sufrimiento.

¿Por qué sentimos dolor? Veremos que en el fondo es una maravilla (sin pecar de masoquista)porque la mayor parte de las veces que sentimos dolor es por lo que le pasa a otra persona. Qué hay en el otro que hace que yo sienta su dolor. Qué hace que corra a detener al que se quiere arrojar a la muerte. Sin ser héroes, acudimos a salvar al otro, queremos quitarle su dolor que se hace mío. Nos emocionamos, nos conmocionamos con las noticias de tragedias y muertes, no somos imperturbables ante lo que le pasa al otro.  ¿Y no esto una maravilla? Que mi alma se conmueva profundamente por lo que te pasa, es como si mi ser también estuviera en tu ser y ¿no es lo divino lo común que tenemos? ¿no es acaso el mismo espíritu que nos ha creado? ¿Qué estamos reconociendo en el otro que hace que yo corra por él? Esta es la maravilla del dolor, la oportunidad de reconocernos, de recordar quienes somos. Así a cada rato somos héroes, si entendemos al héroe como aquel que se conmueve ante lo que le sucede al otro en su penuria, y salta a aliviarlo aunque en ello se le pueda ir su propia vida. Las madres, no hacemos esto todos los días? No se trata de ser héroes aunque somos protagonistas de acciones heroicas a cada rato

Y entonces ¿Qué hacemos cuando sufrimos? ¿Dónde está el bálsamo para nuestras heridas y dolores? No quiero decir que soy erudita y que he sufrido mucho y que tengo experiencia, todo lo contrario, así que mi sugerencia sólo se basa en lo que mi alma dice.

Cuando sufrimos sólo veo la posibilidad de recurrir a nuestra voz divina, dejarla que hable y les diga a nuestras otras voces sufrientes como encontrar el consuelo. Se trata de cerrar los ojos y dejarse llevar por olas que te mecen. Es como sumergirse en un mar tibio, donde no hay lágrimas, ya las ha consumido todas este océano. Quédate en esa quietud y deja que la fuerza primordial, el espíritu te habite y en el acto de confianza último, lánzate a la profundidad con la certeza que habrán brazos fuertes para recibirte. Deja que el espíritu emerja en ti.

De esta forma, el dolor se mitiga y se fortalece el ánimo y la persona. No hay que entender nada, sólo hacerlo una y otra vez hasta que te encuentres (curiosamente) en la serenidad.

Confianza quizá es la receta que andamos buscando, porque buscamos recetas que nos digan exacta y detalladamente qué hacer, pero somos mucho más complejos y simples para seguir pasos marcados por otros. Necesitamos construir nuestro propio camino y atrevernos a caminar por él.