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Jacqueline Valenzuela

SALTO CUANTICO

SALTO CUANTICO

He estado leyendo a Amit Goswami, físico cuántico, autor de La Física del Alma y de Dios No ha Muerto, su último libro.

Goswami plantea el tema del observador que nos viene inquietando desde hace varios años. ¿Quién es el que observa? En la física cuántica, esto es crucial, ya que para determinar si algo es onda o partícula, depende del observador, o sea, se desliza terriblemente que en el microcosmos, la realidad depende del observador.  Esto también lo hace presente el teólogo Leonardo Boff, quien se pregunta ¿ y quién nos observó a nosotros, los seres humanos? Notorio es que estudiosos de tan diferentes áreas converjan en la pregunta…y en la respuesta: Dios.

Dios, no como un señor con barbas que te controla y te dice lo bueno y lo malo, sino como algo mucho más grande. Goswami dice que nos hemos siempre planteado, desde las ciencias, que lo primero es la partícula más ínfima y que de ella nacen los átomos y de ahí van evolucionando a masas más grandes y complejas (Big Bang). Entonces dice, si ya sabemos que del observador depende sea partícula u onda, por qué no pensamos al revés, que lo primero no fue esa microscópica partícula, sino que fue una onda, o en otras palabras una conciencia, un observador que determina que se materialice una partícula, como sucede en las experimentaciones de la física cuántica, que a este hecho le llaman “colapso”.

Si pensamos que nosotros, humanos mínimos, podemos colapsar una partícula u onda, sólo poniendo nuestra atención en los que observamos, ¿no será esta una cualidad divina? Es claro para los científicos que esto es lo que hacemos cuando observamos el microcosmos, lo cual no es así con el macrocosmos, ya que no colapsamos montañas, ni el número ganador de la lotería.

Si seguimos con esta mirada, que primero no fue partícula, fue conciencia, fue conciencia con intención de creación, podemos comenzar a remirar nuestra evolución con cualidades cuánticas. La creación o colapso de una partícula sucede en un salto cuántico, es decir no hay un proceso de creación, el electrón está en una órbita alrededor del núcleo del átomo y de repente aparece en otra órbita, así no más. ¿No ocurre así de esta forma, en la aparición de la vida en la tierra? A lo cual aún no tenemos respuestas. La evolución no ha sido continua, es decir, al reptil en su transformación en ave,  no le aparece el ala de a poco, no habría sobrevivido con un muñón, tiene que haberle aparecido el ala de una vez y no sólo a uno de su especie, sino a muchos para que pudieran sobrevivir. Concluyo que la evolución también es discontinua, como si fueran saltos cuánticos que suceden en el microcosmos, y que entonces también sucederían en el macrocosmos, como el resultado del colapso provocado por un Observador, Una Conciencia tremenda.

También observamos que esta evolución no tiene nada de azar, tiene una dirección hacia la creación de seres más sofisticada, más compleja, es un orden en despliegue, como diría David Bohm otro físico cuántico, o es el camino al punto Omega como diría el teólogo jesuita  Pierre Theilard de Chardin, punto en que la evolución de los seres humanos llega al culmine de la evolución de la conciencia, y de la materia, con la primacía de la  compasión y el amor por el otro, por la “otridad”, que soy yo también. El Punto Omega sería como volver al creador, porque siempre ha estado, pero volver como personas con otro nivel de conciencia, basado en el amor.

Todo esto, a mí me llena de optimismo y sentido. Mi intuición que estamos en esta vida para aprender amar al otro, y ese otro es muy, muy vasto y soy yo al mismo tiempo, da sentido a todas las palabras de seres que han trascendido en nuestra breve historia, como Jesús con sus palabras “ama a tu prójimo como a ti mismo” ( o mi traducción de ama al otro que está enfrente, como a ti mismo)

Como todos los aprendizajes, el aprender a amar es fácil y difícil, a veces sabemos amar muy bien a nuestra familia y somos cretinos cuando insultamos enojados a ese otro que se ha cruzado en nuestro camino. Tenemos todas nuestras vidas y las que necesitemos para que el aprendizaje de amar se complete, para que nuestra conciencia alcance el nivel que Dios nos tiene como meta, el punto Omega de perfecto amor.

En estos últimos años ha emergido con fuerza en los países desarrollados occidentales, corrientes de pensamiento que piden a gritos una confluencia entre ciencia y espiritualidad, una respuesta a nuestras experiencia denominadas “interiores” de las cuales comenzamos a conversar con menos pudor y nos damos cuenta que parece que “sentimos” las mismas cosas y entre ellas surge como volcán en erupción, la necesidad, la plegaria de mayor amor entre nosotros. Las religiones no han dado respuesta a esta necesidad del alma que muchos sentimos y que sabemos se resolverá en el camino del aprendizaje del amor.

Quizá Dios nos tiene preparado un salto cuántico en nuestros niveles de conciencia, y así, como en el microcosmos, el electrón aparece en otra órbita, o así como en el macrocosmos en la evolución aparece de repente un par de alas, así de repente, la Conciencia colapsará para nosotros un par de alas de amor. ¿No encaja todo esto en lo que han dicho las antiguas sabidurías religiosas judaicas, cristianas, budistas, hinduistas, musulmanas?

La Filosofía Perenne de estas sabidurías nos dice lo mismo (Aldous Huxley):  que el espíritu existe; que  el espíritu está dentro de nosotros;  a pesar de ello, la mayor parte de nosotros vivimos en un mundo de ignorancia, separación y dualidad, en un estado de caída ilusorio, y no nos percatamos de ese Espíritu interno. Que hay una salida para ese estado de caída, de error o de ilusión; hay un Camino que conduce a la liberación. Si seguimos ese camino hasta el final llegaremos a un Renacimiento, a una Liberación Suprema. Y esa experiencia marca el final de la ignorancia básica y el sufrimiento. El final del sufrimiento conduce a una acción social amorosa y compasiva hacia todos los seres sensibles. Todas las religiones coinciden en estas premisas, ¿cómo conocer a este Espíritu? ¿cómo conectarse con El? Cada uno tiene sus métodos, yo converso con El.

 

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