Blogia
Jacqueline Valenzuela

De para donde vamos

Más Conversaciones con Dios

Más Conversaciones con Dios

Como que me da susto decir que converso con Dios. Y es que pese a que gran parte de la gente cree en Dios, cuando tú dices que conversas con EL, se sonríen y te das cuenta que piensan que eres “loquita”. Bueno aquí sigo conversando, cada vez con más  frecuencia y confianza, porque te las contesta todas.

Ahora me habla aunque no le haya llamado, aparece entre mis pensamientos, no como un pepe grillo, aparece en mostrarme lo que no sé, o he olvidado. El otro día iba en avión sobre una tormenta de rayos y pensé en la muerte como antaño lo hacía y con algo de miedo, yo que decía que la muerte ya no me daba miedo y saben lo que me dijo?. Me DIJO que estaba bien tenerle un poquito de miedo a la muerte, (un poquito) porque estábamos aquí en la vida para vivirla, con el impulso de la vida y no con el impulso de la muerte, sino para qué estamos en esta vida. Estamos en esta vida para vivirla y aprender, aún no tengo claro que es lo que aprendemos, aunque lo relaciono que estamos aquí, en la vida, para aprender a amar que sería la materia prima de Dios y si no sabemos amar, ¿cómo podremos pasar a SU vivir, en el camino que llamamos muerte, sin ese aprendizaje?

¿Cómo aprender amar? Esto era sencillo y difícil, como todo lo que se aprende, al principio difícil, luego más fácil. Primero se parte con comenzar a ver los demás, como me veo a mi misma, al otro, al prójimo, al próximo. Y claro esto es difícil de hacer, porque aunque estamos rodeados de personas, no necesariamente las vemos como otro, así como yo me veo. Más aún, para alguno esto puede ser extrañísimo porque nunca han tenido la práctica de “mirarse a sí mismos”, es decir ponerse de observadores del observador que son.

Para aprender amar, primero tenemos que ver al otro, al prójimo, como otro yo, tan válido como yo. Es como lo que decía Joseh Campbell “Tú eres eso” (“Tat twam asi”), en su inspiración de la pregunta de  Schopenhauer (“Sobre los fundamentos de la moral”)¿Cómo es posible que un sufrimiento que no sufro yo, ni me concierne, me afecte inmediatamente como si fuera mío, y con tal fuerza que me lleva a la acción? Esto pertenece a lo misteriosum, no tenemos explicación, cuando el impulso nos lleva a socorrer a otro, incluso poniendo en peligro nuestra vida. La respuesta a la pregunta es que: “Tú eres eso”, es porque lo que le pasa a ese otro, tú lo sientes porque eres ese otro. Entonces para aprender amar, este es el primer paso, ver en los otros, a ti mismo. Descubramos que no siempre vemos a los “otros”, la esclavitud de nuestros semejantes es una ejemplo, la marginación por sexo, creencias, política son ejemplos recientes y actuales, dónde hay “otro” que no vemos, que no siquiera existe en nuestro pensamiento.

Pero continúo con mis conversaciones con Dios, pudorosas aún, porque no me suelto como converso con los amigos, como que la reverencia por SU sabiduría es tremenda, entonces te quedas callada, diciéndote, puchas, cierto, esto es así. Me aparece ( a mi ego) la insignificancia de mis preguntas, temores, como una niña chiquita, y EL, me las respeta, las toma en serio. Es como que no muchos de nosotros conversaran con EL, entonces siempre está ahí para ti, para mí.

Pocas instrucciones he recibido, en realidad sólo una, la de pintar, y lo hice, aquí está el resultado, un río de savia profunda, de colores del corazón de la tierra, desde los cuales emergen múltiples luces y colores, la creación misma. Este cuadro fue mi regalo, emergido de las conversaciones con Dios. ¿Cuál podría ser tu regalo si conversaras con EL?

MORIR Y VIVIR

MORIR Y VIVIR

Mucha gente tiene miedo a morir y lo declara casi literalmente, otro tanto no lo dice abiertamente, pero igualmente siente el miedo a morir y en la intimidad de la amistad puede confesarlo.

La muerte puede ser un tema de conversación, y también el miedo que muchos experimentan ante ella, y podemos fantasear como será aquella experiencia, que increíblemente vemos lejana. Esta conversación va apareciendo con mayor frecuencia en la medida que envejecemos y nos acercamos al evento mortal. No es común escuchar a gente joven reflexionando sobre la muerte y lo que les acontece al recordarla. Y si lo hicieran, lo más probable es que le añadirían cuotas altas de humor. Es que cuando encaramos esta reflexión, muchos, en vez de petrificarse, prefieren carcajear, es que así de insoportable les puede resultar la idea de la muerte.

Sin embargo, no hablamos con el mismo descaro que tenemos sobre el miedo a la muerte, del miedo que le tenemos a la vida, damos por sentado que tener miedo a la muerte nada tiene que ver con el miedo a la vida. Ante la muerte no somos indiferentes, nos da susto, nos da rabia e incluso nos podemos reír de ella, pero sobre la vida no pensamos así, y es que ni siquiera pensamos sobre nuestras vidas.

El hecho de vivir es de tanto o mayor misterio y relevancia que la muerte. Y es que llegamos a la vida, sin la conciencia de haberlo pedido, ni esperado, en cambio de la muerte sabemos desde el primer día que nacemos, que en el futuro tendremos esa experiencia. (Alguna cita leí por ahí, que decía que nacer, es el primer paso para morir)

Y pese a que la vida,  tal acto magnífico de emergencia en el mundo, rara vez se toma con la sobrecogedora reverencia que nos causa la muerte, trae consigo tantos misterios como la no existencia.

¿Tenemos miedos de la vida? ¿Reverenciamos la vida así como la muerte?

No hablamos de nuestros miedos de la vida, de nuestras rabias con la vida, ni nos enmudecimos ante el milagro de la misma. Tomamos la vida como un hecho de tal naturalidad que ya no la miramos con la tremenda magnificencia de creación que es.

Deberíamos inventar una reverencia, un rito solemne y diario para celebrar la vida, nuestras vidas y la de los otros, vivir la vida de acuerdo a su naturaleza sagrada: tremenda, misteriosa y fascinante.

NO PUEDO PROBAR QUE DIOS EXISTE

NO PUEDO PROBAR QUE DIOS EXISTE

No puedo probar que existe Dios, tampoco puedo probar que no existe Dios. Al menos no, con el “método científico”

A veces me preguntan si creo en Dios, y me sonrío, la pregunta me llama a razonar una respuesta, porque decir creo en Dios, es para mí un proceso mental. Diferente sería que preguntaran ¿sientes a Dios?, esa sería una pregunta más fácil de contestar, ¡por supuesto¡

Me toco la cabeza y digo, “sé que Existes”, me toco el pecho y digo “siento que Existes”, sacudo mis hombros como bailando cumbia y digo “vivo en Tí”.

He llegado a la conclusión  que la existencia de Dios es una experiencia personal, como comer una fruta, no puedo verbalizar quien es, ni puedo mostrarle a otro como sabe. Por eso me hace sentido cuando escucho en las religiones que hablan del Innombrable, de YHWH (vocales de Adonai), quien es demasiado sagrado como para ser pronunciado.

Quizá una de las formas de hablar de Dios es por medio de las artes, la poesía, la música, la pintura. Y aún desde la poesía, la metáfora se queda corta para hablar de Dios y desde la pintura no hay colores para Mostrarlo y alguna música nos logra dejar una nostalgia que la asemejamos a El.

Mi invitación es entonces a vivir en Dios, porque también se puede hablar de Dios, cuando hacemos con cuidado todo lo que hacemos, es decir, poniendo atención y dando lo mejor que tenemos en nuestros trabajos y acciones. Cuando logramos esa entrega, fineza, dedicación, yo digo “vivo en Tí” y me sonrío (¿o El vive en mí?, Meister Eckhart podría decirlo de esta forma: “Hay un algo en el alma, donde vive Dios, y hay un algo en el alma por lo que el alma vive en Dios”)

Como veo que Dios es una experiencia personal, no intento que otros, ni puedo forzar a que a otros les pase lo que experimento, sólo puedo inclinarme al misterio de la Experiencia Sublime.

Por eso me inspira tanto Meister Eckhart cuando dice: “Ah, si los ojos del alma estuvieran abiertos, de modo que la razón contemplara la verdad, creedme, el hombre sería capaz de abandonar tan fácilmente todas las cosas como un guisante o una lenteja; sí, en mi alma, el mundo entero sería para un hombre semejante como una nada! (... ) Para aquel hombre que conoce realmente la verdad, no tiene el menor valor renunciar al mundo entero y hasta a sí mismo. ¡Oh, para el hombre que vive así, el mundo entero es en verdad demasiado propio!

No sé si son palabras de fin de año, o si tienen que ver con lo que pasa hoy en el mundo, en verdad el tema del que quería escribir hoy, es que mañana es mi cumpleaños, pero por una misteriosa razón aparecieron en la hoja en blanco todas las palabras anteriores. Gracias Amigo por tus palabras, mejor regalo no podía haber esperado¡¡

El Camino de la Alegría

El Camino de la Alegría

                                                                                                                                                                                                       

En estos tiempos cuesta hablar de la alegría y de la posibilidad de experimentarla. Varias veces me he sentido inhibida y también he sido increpada por enojados interlocutores cuando he osado decir que la alegría es posible hoy en nuestras vidas.

Porque es inevitable que al mencionar la alegría, el gozo o la gracia, aparezca el tema del sufrimiento y el dolor. Estos últimos siempre ganan sus batallas.

Es osado de mi parte abogar por el bien-estar, como si se pudiera dirán algunos. Llevo las de perder, pero aún así prefiero dar la batalla, porque veo la posibilidad de realizar el sueño. ¿Qué pasaría si cada uno de nosotros una vez al día se decidiera hablar con otro de lo bien que lo pasó el fin de semana, de alabar a quien ha hecho mérito, de soñar, un gesto positivo al día, dar la pasada al conductor de al lado, sonreir, dar las gracias, dar un ánimo. ¿Tan enojados, tristes andamos por la vida que esto  no nos parece factible?

Es que suena bobo, ingenuo pensar que podemos cambiar el mundo con estas actitudes. Y no son estas actitudes las que deberíamos enseñar a nuestros hijos? ¿ no los harían mejores personas? Y a nosotros mismos no nos harían mejores personas el sólo hecho de enseñarlas y practicarlas. La vida como dice una amiga mía es una práctica diaria. Aprendamos a vivir, necesitamos una nueva conciencia de cómo vivir nuestras vidas. No se trata de relajo, se trata de conexión , de sentido de cada cosa que hacemos, de la conexión profunda con esa fuerza primordial que nos ha creado, con sólo eso, todo tiene sentido, incluso lo más penoso, incluso el sufrimiento.

En estos tiempos de tanta crisis en el mundo, y de todo tipo, financiera, ecológica, energética, religiosa, valórica, de tantos problemas de violencia, pobreza, y falta de entendimiento entre los seres humanos, necesitamos modificar nuestras prácticas de vida en profundidad y el camino que veo es el de conexión de cada uno de nosotros consigo mismo, porque parece que tenemos respuestas, tenemos una sabiduría escondida que puede aflorar fácilmente si tomamos conciencia de quienes somos.

La expansión de conciencia comienza cuando seriamente nos hacemos las preguntas fundamentales del ser humano, que para mí abarcan varios temas centrales. El primer tema es sobre la muerte, ¿cómo estoy asumiendo esta certeza, que me voy a morir? Hecha esta pregunta, salta inmediatamente el tema de la vida, ¿y cómo entonces sabiendo que moriré, asumo esta vida otorgada?, o sea, ¿cómo decido vivir? Esta pregunta a su vez, gatilla el tema del libre albedrío, porque ya que me he dado cuenta que estoy vivo(a) ¿cómo tomo conciencia que estoy optando, escogiendo, eligiendo mi quehacer minuto a minuto? La siguiente derivada, como consecuencia de las preguntas anteriores, viene con la siguiente reflexión, si sé que moriré y que tengo libertad para escoger ¿cómo le doy sentido a mi vida?, ¿cómo le doy sentido a mi quehacer, a mi práctica de vida diaria? Y finalmente para complejizar un poco más toda esta reflexión, nos damos cuenta que nuestras vidas casi siempre están relacionadas con otros y pese a este hecho igualmente estamos solos, es decir, cada uno de nosotros habita un mundo que sólo cada uno de nosotros conoce y desde ahí esperamos resolver o al menos encarar las preguntas existenciales. Bonito desafío, tenemos toda la vida (y quizá toda la muerte) para hacernos cargo de estas preguntas y parece que es en este camino que encontramos la felicidad en la vida. Podemos hacernos los lesos, pero lo que he visto es que el sufrimiento humano se origina en los cuatro temas mencionados: la muerte, la responsabilidad de vivir, el sentido de nuestras vidas y la soledad existencial. Si no nos hacemos cargo de estos temas, ellos, nos perseguirán con ansiedad, miedo y estrés hasta la muerte¡¡¡

¿La salida?

Mi humilde opinión la respuesta a la pregunta está en tomar lo que llamo el camino de la alegría, camino que se encuentra una vez que te has dado cuenta que te ha sido regalada una vida, una vida de ser humano, si eso te conmueve sólo te quedarán las ganas de agradecer esta gracia concedida. Y se trata de estar agradeciendo todos los días este milagro y ¿cómo podemos agradecer? con el servicio amoroso que le puedo dar a otro ser humano, los pequeños gestos diarios de dar las gracias, dar ánimo, dar ayuda, con la sonrisa, con el abrazo, con el respeto por el otro, con escuchar al otro. ¡pongamos estas acciones en nuestra agenda¡,

¿Qué hacemos cuando sufrimos?

¿Qué hacemos cuando sufrimos?

                                                                                         “Entonces, ¿por qué hay tanto sufrimiento? ¿Por qué Tú, si eres Dios, no le pones fin, ya que tanto te desagrada?

Ya le he puesto fin. Pero sencillamente os negáis a utilizar las herramientas que os he dado para hacerlo.

Y es que el sufrimiento no tiene nada que ver con los acontecimientos, sino con cómo reacciona uno ante ellos”

 Conversaciones con Dios de Neale Donald Walsh

 

Trate de excluir la posibilidad de sufrimiento que el orden de la naturaleza y la existencia de voluntades libres implican, y encontrará que ha excluido la vida misma si el universo ha de admitir la posibilidad del sufrimiento desde un principio, la bondad absoluta lo habría dejado sin crear

…”cómo, aun percibiendo un mundo que sufre y estando seguros —basándonos en fundamentos bastante diferentes— que Dios es bondadoso, hemos de concebir que esa bondad y ese sufrimiento no son contradictorios

El Problema del dolor de C.S. Lewis

El otro día recibí el email de una amiga quien había recibido la noticia del cáncer de su madre, y además su esposo estaba gravemente enfermo, su casa casi se incendia, en fin, una serie de sucesos difíciles de sobrellevar. ¿Qué decir ante su dolor?

Todos hemos sentido el dolor, o el sufrimiento, para diferenciar el dolor de un golpe, aunque a veces se siente casi igual¡¡¡ El dolor nos dobla, nos hace mirar los pies y gritarle a la vida, sin embargo, siempre sabemos que pasado el agujazo intenso vendrá la calma. ¿Por qué pensamos eso? ¿ es que hay una secreta sabiduría que nos dice que el sufrimiento es pasajero? ¿ es porque todo es pasajero, como la felicidad también? Entonces confiamos que lo malo pasará. ¿Es solo eso? ¿O hay voces que nos dicen confía, ya vendrán días mejores?

Parece que es como eso, porque la mayoría de nosotros hemos sobrevivido al dolor físico y al del alma. Porque la muerte nada tiene que ver con aliviar el dolor, es el mismo ser el que se regenera y emerge nuevamente repuesto del sufrimiento.

¿Por qué sentimos dolor? Veremos que en el fondo es una maravilla (sin pecar de masoquista)porque la mayor parte de las veces que sentimos dolor es por lo que le pasa a otra persona. Qué hay en el otro que hace que yo sienta su dolor. Qué hace que corra a detener al que se quiere arrojar a la muerte. Sin ser héroes, acudimos a salvar al otro, queremos quitarle su dolor que se hace mío. Nos emocionamos, nos conmocionamos con las noticias de tragedias y muertes, no somos imperturbables ante lo que le pasa al otro.  ¿Y no esto una maravilla? Que mi alma se conmueva profundamente por lo que te pasa, es como si mi ser también estuviera en tu ser y ¿no es lo divino lo común que tenemos? ¿no es acaso el mismo espíritu que nos ha creado? ¿Qué estamos reconociendo en el otro que hace que yo corra por él? Esta es la maravilla del dolor, la oportunidad de reconocernos, de recordar quienes somos. Así a cada rato somos héroes, si entendemos al héroe como aquel que se conmueve ante lo que le sucede al otro en su penuria, y salta a aliviarlo aunque en ello se le pueda ir su propia vida. Las madres, no hacemos esto todos los días? No se trata de ser héroes aunque somos protagonistas de acciones heroicas a cada rato

Y entonces ¿Qué hacemos cuando sufrimos? ¿Dónde está el bálsamo para nuestras heridas y dolores? No quiero decir que soy erudita y que he sufrido mucho y que tengo experiencia, todo lo contrario, así que mi sugerencia sólo se basa en lo que mi alma dice.

Cuando sufrimos sólo veo la posibilidad de recurrir a nuestra voz divina, dejarla que hable y les diga a nuestras otras voces sufrientes como encontrar el consuelo. Se trata de cerrar los ojos y dejarse llevar por olas que te mecen. Es como sumergirse en un mar tibio, donde no hay lágrimas, ya las ha consumido todas este océano. Quédate en esa quietud y deja que la fuerza primordial, el espíritu te habite y en el acto de confianza último, lánzate a la profundidad con la certeza que habrán brazos fuertes para recibirte. Deja que el espíritu emerja en ti.

De esta forma, el dolor se mitiga y se fortalece el ánimo y la persona. No hay que entender nada, sólo hacerlo una y otra vez hasta que te encuentres (curiosamente) en la serenidad.

Confianza quizá es la receta que andamos buscando, porque buscamos recetas que nos digan exacta y detalladamente qué hacer, pero somos mucho más complejos y simples para seguir pasos marcados por otros. Necesitamos construir nuestro propio camino y atrevernos a caminar por él.

¿QUE ES MAS REAL?

¿QUE ES MAS REAL?

¿El sueño o la vigilia?

Cuando duermo, en el sueño profundo y sueño que vuelo en mi caballo Pegaso, ¿es esto menos real que cuando estoy despierta?

¿Es real que hoy tuve cinco reuniones, que almorcé con amigos, que tomé muchos cinco cafés en el día, que cerré un buen negocio, que fui al gimnasio, que fui a buscar los niños al colegio?

Comunmente a esto último le llamamos realidad y las experiencias de nuestra vida en el sueño profundo no son apreciadas como algo “verdadero”. ¿será porque en el sueño muchas veces desaparece el yo que nos acompaña? Entonces concluimos que esa experiencia, no es experiencia válida. Y desde una mirada más chata podríamos decir que además no nos sirve de nada, si estamos buscando la utilización de la experiencia para algo. El desprecio o la ceguera por las experiencias que tenemos en los otros estados que no son el de vigilia, nos llevan a perdernos gran parte de la vida, porque la vida es mucho más que nuestras experiencias “despiertos”. Y es que hasta ahora sólo estaríamos reconociendo sólo dos estados de conciencia, el de vigilia (aparentemente muy despiertos) y el de sueño profundo con nuestros sueños y pesadillas. Sin embargo, todo ser humano con mínimo esfuerzo puede reconocer que al menos hay otro estado de conciencia, el de ensoñación, en el que no estoy dormida, pero tampoco estoy totalmente despierta. Algunas culturas reconocen más de diez estados de conciencia, con sus correspondientes energías asociadas.

En el estado de ensoñación distinguimos que está pasando en nuestro entorno, pero también estamos muy pegados a escuchar, sentir la experiencia interna. A veces este estado se intensifica y decimos que nos quedamos en el aire, en la nada, o que no sabemos dónde estábamos... Si esto sucede casualmente, o sea, no lo hemos buscado intencionalmente, puede ser visto por aquel que está sumido en la productividad, como una “pérdida de tiempo” y nuevamente no se reconoce esta experiencia como una parte de la vida.

La meditación es una forma de llegar a estados de conciencia parecidos al de ensoñación, pero que nos conectan, en palabras de los meditadores, con lo divino, con lo trascendental. Si alguien quiere ver el fenómeno con otro ojo, científico por ejemplo, vería a través de un electroencefalograma que en esta experiencia hay casi completa cesación de ondas cerebrales alfa y beta y considerable aumento de ondas delta, pero sólo eso podría decirse desde esta perspectiva, pero no podría decirse nada sobre nuestra pregunta inicial. ¿Es más verdadera una onda cerebral que otra?

Por eso creo que no es la pregunta adecuada, sólo es provocativo el preguntarse ¿qué es más real? Sin embargo a mí me provoca mucho más el preguntarme qué es lo que pasa en ese estado y como puedo vivir intensamente ese estado donde puedo tocar lo divino. Por eso busco ese estado, desde la meditación donde puedo saborear la divinidad, la trascendencia. No puedo o no sé describir el estado, porque no encuentro palabras, es como un verbo sin nombre, muchos al ver que no hay una descripción exacta, no lo apreciarán y lo entiendo, y me apena que se lo pierdan por este apego a la explicación. Pero a quien quiera aceptar la invitación, adéntrese en la experiencia de la meditación de estos estados de conciencia no ordinarios, cierre los ojos y piense que ya lo tiene todo, que no necesita nada, que no busca nada, que es sólo Gran Mente y Gran Corazón integrados. Si vive esta experiencia, se quedará como yo, muda, sin palabras y agradecidísima de la vida.

Agradezco

Agradezco

Quiero agradecer por toda la fortuna que tengo, por las riquezas, por el poder. Porque fue posible por ti, por mí y también por ellos. A todos los que me rodean doy gracias.

Y sólo deseo compartir esta riqueza porque siento que me llegó para eso, para servirla.

Veo como emerge Imana como un templo. Veo las casas acogiendo con amor a cantidad de niños que no tenían oportunidad.

Veo como el rabino, el musulmán, el cura, el hindú y el que quiera entra y siente que ahí ESTÁ.

Quiero agradecer por estos sueños, porque me tocó a mí, porque lo veo y lo siento quiero agradecer. Porque la fortuna es tanta y sé lo que voy hacer con ella.

No deseo casi nada para mí, tampoco quiero heredar tierras ni acumular patrimonio para mis hijos, sólo quiero heredarles un trabajo que podrán elegir tomar o no. Quiero heredarles el trabajo de continuar comunicando que hemos llegado, que estamos aquí, que SOMOS.

Y te invito a mi casa, porque es muy grande y te invito a las otras casas y te invito a la Fundación Imana, donde encontrarás un espacio sagrado, donde cerrarás los ojos y sabrás que tú también has llegado.

Te espero, te abrazo, te miro. Bienvenido, siempre has estado aquí.

¿Cuándo se dio cuenta que estaba vivo?

En mis clases en la Universidad he hecho la pregunta ¿Cuándo se dio cuenta que estaba vivo, qué usted era, es, un ser vivo, más aún, un ser humano?
En el momento de la pregunta todos reconocen que están vivos, que tienen vida, sin embargo pocos ven las implicancias que tiene el responder afirmativamente esta pregunta diciendo, sí, me doy cuenta que estoy vivo o me he dado cuenta que estoy vivo (a). Porque entonces si estoy viviendo, o la vida me ha sido “otorgada”, “regalada” o como quiera decirlo, o le pasa que está vivo, le agrego otra pregunta ¿y entonces que va hacer con esta vida que le ha sido otorgada o que simplemente está observando?
El encontrarnos en la vida tiene para mí varias implicancias, primero la emoción de gratitud (si es que no estamos locos o depresivos) y después el de darnos cuentas que la vida también trae otros regalos debajo del brazo y que son la libertad y la responsabilidad. La responsabilidad de hacernos cargo de sí mismos, y la libertad  de elegir el cómo hacerlo. El “encontrarnos siendo” sin haber escogido el mundo que puede agradarnos o no, implica “hacernos cargo” de nuestro ser y lidiar con ello de allí en adelante. Emergemos a la existencia descubriendo, que sin haberlo escogido, tenemos en nuestras manos una inmensa responsabilidad: “hacernos cargo de nosotros mismos”.
Somos seres que participamos y somos responsables de la construcción de su propio ser. ¿Cómo lo hacemos? Optando, eligiendo cómo vivimos cada minuto de nuestras vidas. Estamos en un permanente estado de elección. Mi ser está determinado en cada momento en cómo actúo, como escojo, y qué sentido de mí misma y del mundo tengo.
Y Usted ¿Cuándo se dio cuenta que estaba vivo?

Vivir "en el Espíritu"

Vivir “en el Espíritu” es haber encontrado el placer sirviendo a otros. Es vivir teniendo el arnés puesto siempre, que no te dejará caer. No es creer en algo superior, es sentir que nunca has existido (como tú), que nunca morirás, que siempre has estado y estarás. A veces, por segundos, acaricio el Único Sabor…

Cómo me olvido, se aparece en la esquina, con la forma de una sonrisa, una lágrima o una simple nube iluminada. Cuando Estoy, nada más es, el mundo aparece como que fuera sólo eso, en el ahí y ahora.

¿Cómo mostrarte qué es posible? ¿Cómo lograr que te estremezcas con el ruido de una mano aplaudiendo?

Una de mis inspiraciones

Nuestro más profundo temor no es el de ser inadecuados. Nuestro más profundo temor es el de ser poderosos más allá de toda medida. Es nuestra luz, no nuestra oscuridad la que más nos asusta.
Nos preguntamos a nosotros mismos. ¿Quién soy yo para ser brillante, extraordinariamente talentoso, magnífico?
En realidad, ¿Quién eres tú para no serlo?”

Nelson Mandela

¿QUE ES EL EMPRENDIZAJE?

No es más ni menos que el aprender a emprendernos

Así estoy llamando a mis clases de Diseño y Gestión de Carrera.
¿Y cual es el aprendizaje?
Mis pretensiones son que el que participa en este curso aprenda a:

– Ejercer su libertad
– Soñar y diseñar caminos al andar
– Cuidarse-quererse
– Sobre la diversidad y lo común
– Que nunca estamos solos
– Agradecer
– Dar y pedir ayuda
– Obs-cucharse integralmente (Cuerpo, emociones, lenguaje, conciencia)
– Hablar acerca de sí mismo con dignidad y convicción
– Conectarse con el cuerpo y más
– Que podemos ser felices, plenos, libres, estar en paz y en amor. Que podemos engrandecernos.

La efectividad del accionar será sólo una consecuencia de los aprendizajes anteriores.
Pienso que algo de todas estas pretensiones estoy consiguiendo con parte de los alumnos lo cual es mi mayor gratificación. Así que Gracias por permitir servirles.

CLASES DE DISEÑO Y GESTION DE CARRERA

Ayer comencé un nuevo curso de Diseño y Gestión de Carrera para alumnos de pregrado de Ingeniería Industrial de la Universidad de Chile.
Me maravilla el interés que estos jóvenes tienen de conversar sobre temas tan pesados como puede ser la pregunta ¿cómo me doy cuenta que estoy vivo (a)? y también de temas bien aterrizados como la discriminación laboral en Chile.
Si ustedes los menores de 30 años tienen estas conversaciones ahora, estoy segura que tendrán un mundo mucho más grande en el futuro, más lleno de posibilidades, con más grandeza, con más sentido y compromiso. Porque como dice Mandela por qué no podemos ser brillantes, extraordinariamente talentosos, magníficos? ¿qué nos lo impide?

LAS MUJERES SON DIOSAS, LOS HOMBRES HEROES

“Los hombres nunca podremos satisfacer a la mujer, porque ella es una Diosa y una Diosa sólo desea que la honremos y la veneremos, por lo tanto sólo nos queda postrarnos a sus pies.
Y los hombres somos héroes, que guerreamos y guerreamos”…. Buscando la gloria…
Daniel Taroppio en el último Taller de Transpersonal.(La cursiva es mía)

Así nosotras mujeres regalémosle a los hombres algo de nuestra deidad, de dulzura, de compasión. Y ustedes hombres dénnos algo de su fuerza guerrera y hónrennos como Diosas que somos.

Provocando... ¿para donde vas?

Entre el deber y el querer. No hay prosa para este tema, se lo dejo a los poetas.
¿Cómo me quiero... para poder quererte?
¿Cómo hago de mi vida? esa vida que podría repetir infinitamente... igual