¿QUE ES MAS REAL?
¿El sueño o la vigilia?
Cuando duermo, en el sueño profundo y sueño que vuelo en mi caballo Pegaso, ¿es esto menos real que cuando estoy despierta?
¿Es real que hoy tuve cinco reuniones, que almorcé con amigos, que tomé muchos cinco cafés en el día, que cerré un buen negocio, que fui al gimnasio, que fui a buscar los niños al colegio?
Comunmente a esto último le llamamos realidad y las experiencias de nuestra vida en el sueño profundo no son apreciadas como algo “verdadero”. ¿será porque en el sueño muchas veces desaparece el yo que nos acompaña? Entonces concluimos que esa experiencia, no es experiencia válida. Y desde una mirada más chata podríamos decir que además no nos sirve de nada, si estamos buscando la utilización de la experiencia para algo. El desprecio o la ceguera por las experiencias que tenemos en los otros estados que no son el de vigilia, nos llevan a perdernos gran parte de la vida, porque la vida es mucho más que nuestras experiencias “despiertos”. Y es que hasta ahora sólo estaríamos reconociendo sólo dos estados de conciencia, el de vigilia (aparentemente muy despiertos) y el de sueño profundo con nuestros sueños y pesadillas. Sin embargo, todo ser humano con mínimo esfuerzo puede reconocer que al menos hay otro estado de conciencia, el de ensoñación, en el que no estoy dormida, pero tampoco estoy totalmente despierta. Algunas culturas reconocen más de diez estados de conciencia, con sus correspondientes energías asociadas.
En el estado de ensoñación distinguimos que está pasando en nuestro entorno, pero también estamos muy pegados a escuchar, sentir la experiencia interna. A veces este estado se intensifica y decimos que nos quedamos en el aire, en la nada, o que no sabemos dónde estábamos... Si esto sucede casualmente, o sea, no lo hemos buscado intencionalmente, puede ser visto por aquel que está sumido en la productividad, como una “pérdida de tiempo” y nuevamente no se reconoce esta experiencia como una parte de la vida.
La meditación es una forma de llegar a estados de conciencia parecidos al de ensoñación, pero que nos conectan, en palabras de los meditadores, con lo divino, con lo trascendental. Si alguien quiere ver el fenómeno con otro ojo, científico por ejemplo, vería a través de un electroencefalograma que en esta experiencia hay casi completa cesación de ondas cerebrales alfa y beta y considerable aumento de ondas delta, pero sólo eso podría decirse desde esta perspectiva, pero no podría decirse nada sobre nuestra pregunta inicial. ¿Es más verdadera una onda cerebral que otra?
Por eso creo que no es la pregunta adecuada, sólo es provocativo el preguntarse ¿qué es más real? Sin embargo a mí me provoca mucho más el preguntarme qué es lo que pasa en ese estado y como puedo vivir intensamente ese estado donde puedo tocar lo divino. Por eso busco ese estado, desde la meditación donde puedo saborear la divinidad, la trascendencia. No puedo o no sé describir el estado, porque no encuentro palabras, es como un verbo sin nombre, muchos al ver que no hay una descripción exacta, no lo apreciarán y lo entiendo, y me apena que se lo pierdan por este apego a la explicación. Pero a quien quiera aceptar la invitación, adéntrese en la experiencia de la meditación de estos estados de conciencia no ordinarios, cierre los ojos y piense que ya lo tiene todo, que no necesita nada, que no busca nada, que es sólo Gran Mente y Gran Corazón integrados. Si vive esta experiencia, se quedará como yo, muda, sin palabras y agradecidísima de la vida.
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Mary -