EDUCACIÓN EN EL SIGLO XXI
Parece ser que hoy requerimos educar y ser educados en forma diferente a cómo lo habíamos hecho.
Este siglo nos demanda nuevas destrezas, nuevos desafíos, la complejidad aumenta y los problemas a resolver son de escala mundial. El avance científico y tecnológico nos ha puesto la tarea difícil, no nos basta aprender a sumar y también podríamos decir que no es necesario aprender a sumar…si tenemos calculadoras¡
Usamos con destreza los teléfonos celulares, pero seríamos incapaces de construir uno (al menos la mayoría) Igualmente este fenómeno nos sucede con muchas de las cosas que utilizamos en la cotidianeidad.
Entonces ¿qué es lo que deberíamos aprender?¿ Perseguimos matemáticas complejas, fractales, ecuaciones logarítmicas o los nombres de nuestros presidentes y las fechas de sus gobiernos? ¿ O la geografía de los continentes y países? Son muchas las tentaciones y derivas del aprendizaje, pero ¿Qué debiera ser lo importante de aprender para nosotros, seres humanos, hoy con el desafío de extinguirnos? ¿Cómo educamos a nuestros descendientes?
Muchas son las aristas de los temas a aprender, pero desde mi perspectiva veo que tenemos que desarrollar una meta habilidad, que es la de reflexionar sobre el sentido de lo hacemos e incluso pensamos, y esta sería la base del nuevo enseñar-aprender de nuestros nietos. Esta no es una tarea fácil, ya que hemos aprendido sobre la receta para cocinar, la receta de mezclar químicos, la pastilla para el dolor de garganta y la pastilla para el dolor de estómago, la causa y el efecto y creemos fielmente que tenemos recetas hasta para no enojar al otro (o bien receta para enojarlo). En el fondo de esta creencia, podemos observar una omnipotencia velada, y es que el ser humano lo puede todo si tiene un método o una receta como aquí le he llamado. Hemos aprendido que lo que no aporta a las realizaciones de orden práctico, no sirve, entonces queda en una desvalidada categoría que no merece ser considerada en conversaciones serias, o bien pertenece a los actos artísticos, a las expresiones del arte que también suelen ser percibidas con menor valor que las cosas técnicas, la ciencia es sinónimo de la verdad y hemos aprendido de su culto, sólo la verdad nos interesa. ¿Y dónde se nos quedó la belleza y la moral?¿Y la trascendencia?
Hemos perdido tanto la capacidad de reflexionar sobre el sentido que apenas nos damos cuenta que el aporte de tanta ciencia y tecnología no nos ha contribuido equitativamente a nuestros niveles de felicidad, mas aún, estos valorados logros y avances tecnológicos estarían amenazando nuestra propia supervivencia y la del planeta.
Es por estas razones que necesitamos aprender a reflexionar sobre el sentido de lo que hacemos y pensamos, como forma de prepararnos para una transformación que nosotros mismos hemos provocado. Hemos alentado el conocimiento científico y tecnológico, que a su vez han transformado nuestros modos de vida, desarrollando capacidades y anquilosando otras habilidades del ser humano como lo es esta tan básica y tan humana que es la de la reflexión sobre el sentido de lo que somos y hacemos.
Y sabemos que no estamos preparados aún para enfrentar lo se nos viene, una tremenda complejidad tecnológica, cambio de clima, agrupaciones sociales fundamentalistas, gran desigualdad del ingreso por nombrar algunos de los problemas que nos desafían.
¿Se trata de solucionar problemas o se trata de volver a mirarnos y cambiar de rumbo con nuevos sentidos para el ser humano? Ambos.
Otras necesidades de aprendizaje las veo en:
· Tomar Conciencia planetaria. Nos demanda una mirada mundo céntrica versus la mirada individual incentivada hasta ahora en el pasado siglo. Los problemas que enfrentamos son globales, amenazan a todo el planeta.
· Diversidad y comunidad. En los últimos años hemos exacerbado el hecho de ser diferentes y hemos vanagloriado la diversidad, la opinión diferente, la mirada distinta. Sin embargo hemos olvidado en lo que somos comunes los seres humanos, en nuestros sueños y metas, el de ser felices, estar en paz, en amor y realización. Este factor de comunidad puede ser una buena ayuda para entender mejor el respeto y la validación del otro.
· Innovar. Incentivar las nuevas ideas, esto es no despreciar la ciencia ni la tecnología, sino que integrarlas en un nuevo método científico que parte con la reflexión del sentido de la investigación y nueva idea.
· Colaborar. Aprender a trabajar con otros, es decir aprender a pedir ayuda y ofrecer ayuda.
· Entender la historicidad de los seres vivos y por ende del ser humano. Para tomar conciencia de lo que somos y de lo que queremos ser, necesitamos reconocer de dónde venimos.
Requeriremos también de propiciar ciertos Estados de Animo que nos ayudarán en estos nuevos aprendizajes como:
· Humildad: ante nuestras limitaciones biológica, emocionales como seres humanos de percibir la realidad. Humildad ante nuestra ignorancia, respeto por nuestra ignorancia. Quizá esto nos lleve a premiar el “no sé” en las aulas.
· Entusiasmo ante la incertidumbre y al devenir: estimular la curiosidad, el asombro, emociones que ayudarán a mitigar el miedo ante el futuro desconocido, temor que puede paralizarnos.
· No estoy solo, es ese estado de ánimo que sentimos cuando aún en soledad física nos sentimos conectados con otros seres humanos y también con lo trascendente.
· Confianza en sí mismos, en el ser humano. Si tenemos confianza en lo qué estamos haciendo y construyendo, incluso la posibilidad de extinción será un camino merecido en paz, en la confianza trascendente que es también nuestro camino de seres humanos.
Quizá también es posible aprender y diseñar estos Estados de Animo, desde los cuales podemos vislumbrar un nuevo futuro para el ser humano.
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Maritza -