LA VIDA ¡TIENE¡ QUE SER MAS
Este último tiempo he venido escuchando con más frecuencia la queja que los profesionales tienen con la vida: “tiene que ser más que comer, dormir y trabajar”. La insatisfacción con sus vidas ha ido aumentando. El éxito profesional, la tecnología, ni el dinero e incluso ni las familias pueden llenar este vacío. Hablar de plenitud en la vida es casi un chiste o una utopía y además es correr el riesgo de ser tildada de loca o esotérica¡
Es increíble que cuando comenzamos a conversar de la felicidad, la plenitud, la paz, a algunos les provoque risa o bien digan que son leseras ¡ ¿les da risa porque es inalcanzable? ¿son leseras porque es muy fácil o porque no vale la pena?
También escucho que dicen “hablemos de temas serios, o bien para qué nos volamos con esto”. Mas aún, algunos dicen tener estos temas claros y resueltos, pero a la primera vuelta de preguntas el desconcierto y la insatisfacción aparecen.
En una primera reflexión pareciera ser que sobre estos temas de la felicidad, la plenitud, el amor, no hay recetas, no hay una metodología que asegure el éxito de lograrlos. Pertenecen al ámbito de los estados interiores de cada persona, a ciertos estados de ánimo sobre los cuales aparentemente no podríamos hacer nada y si algunos ven posibilidades de acción son absolutamente personales y no son replicables para otros.
Sin embargo, también nos surge la esperancita, que la vida “tiene” que ser más de lo que estamos sintiendo, haciendo, y esto casi como por una obligación de alguien a quien no identificamos claramente, ¿yo mismo? ¿depende de otros?
Las personas que creen en un Dios pueden sentirse reconfortadas de cierta forma, pero también les es insuficiente y esta desazón aparece constantemente.
Estas son las preguntas para las cuales no tenemos tiempo, o más bien dicho no dejamos tiempo para su reflexión. Estas son las interrogantes que nos persiguen cada día y de las que tratamos de hacernos los locos y a veces somos muy efectivos en deshacernos de ellas… hasta que nos enfermamos. Parece que el cuerpo también nos trata de recordar algo. Y es que estas preguntas pertenecen al ámbito de lo trascendente del ser humano, ámbito que es imposible evadir. Es el ámbito que llamo de la Espiritualidad.
Las preguntas que quiero plantear ante este fenómeno es ¿cómo en la vida diaria me doy un espacio de conversación y de reflexión al tema de la espiritualidad?
Les digo “tema” de espiritualidad para ponerlo como un tema, aunque sinceramente para mí no es “un tema”, sólo ES, mas bien toda mi vida ES en la espiritualidad. Si les provoca esta frase, háganse más preguntas: ¿cómo es esto de vivir EN el Espíritu? ¿Para qué sirve? ¿tiene que ver con la felicidad, la plenitud? ¿ se puede aprender?
0 comentarios