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Jacqueline Valenzuela

¿Qué hacemos cuando sufrimos?

¿Qué hacemos cuando sufrimos?

                                                                                         “Entonces, ¿por qué hay tanto sufrimiento? ¿Por qué Tú, si eres Dios, no le pones fin, ya que tanto te desagrada?

Ya le he puesto fin. Pero sencillamente os negáis a utilizar las herramientas que os he dado para hacerlo.

Y es que el sufrimiento no tiene nada que ver con los acontecimientos, sino con cómo reacciona uno ante ellos”

 Conversaciones con Dios de Neale Donald Walsh

 

Trate de excluir la posibilidad de sufrimiento que el orden de la naturaleza y la existencia de voluntades libres implican, y encontrará que ha excluido la vida misma si el universo ha de admitir la posibilidad del sufrimiento desde un principio, la bondad absoluta lo habría dejado sin crear

…”cómo, aun percibiendo un mundo que sufre y estando seguros —basándonos en fundamentos bastante diferentes— que Dios es bondadoso, hemos de concebir que esa bondad y ese sufrimiento no son contradictorios

El Problema del dolor de C.S. Lewis

El otro día recibí el email de una amiga quien había recibido la noticia del cáncer de su madre, y además su esposo estaba gravemente enfermo, su casa casi se incendia, en fin, una serie de sucesos difíciles de sobrellevar. ¿Qué decir ante su dolor?

Todos hemos sentido el dolor, o el sufrimiento, para diferenciar el dolor de un golpe, aunque a veces se siente casi igual¡¡¡ El dolor nos dobla, nos hace mirar los pies y gritarle a la vida, sin embargo, siempre sabemos que pasado el agujazo intenso vendrá la calma. ¿Por qué pensamos eso? ¿ es que hay una secreta sabiduría que nos dice que el sufrimiento es pasajero? ¿ es porque todo es pasajero, como la felicidad también? Entonces confiamos que lo malo pasará. ¿Es solo eso? ¿O hay voces que nos dicen confía, ya vendrán días mejores?

Parece que es como eso, porque la mayoría de nosotros hemos sobrevivido al dolor físico y al del alma. Porque la muerte nada tiene que ver con aliviar el dolor, es el mismo ser el que se regenera y emerge nuevamente repuesto del sufrimiento.

¿Por qué sentimos dolor? Veremos que en el fondo es una maravilla (sin pecar de masoquista)porque la mayor parte de las veces que sentimos dolor es por lo que le pasa a otra persona. Qué hay en el otro que hace que yo sienta su dolor. Qué hace que corra a detener al que se quiere arrojar a la muerte. Sin ser héroes, acudimos a salvar al otro, queremos quitarle su dolor que se hace mío. Nos emocionamos, nos conmocionamos con las noticias de tragedias y muertes, no somos imperturbables ante lo que le pasa al otro.  ¿Y no esto una maravilla? Que mi alma se conmueva profundamente por lo que te pasa, es como si mi ser también estuviera en tu ser y ¿no es lo divino lo común que tenemos? ¿no es acaso el mismo espíritu que nos ha creado? ¿Qué estamos reconociendo en el otro que hace que yo corra por él? Esta es la maravilla del dolor, la oportunidad de reconocernos, de recordar quienes somos. Así a cada rato somos héroes, si entendemos al héroe como aquel que se conmueve ante lo que le sucede al otro en su penuria, y salta a aliviarlo aunque en ello se le pueda ir su propia vida. Las madres, no hacemos esto todos los días? No se trata de ser héroes aunque somos protagonistas de acciones heroicas a cada rato

Y entonces ¿Qué hacemos cuando sufrimos? ¿Dónde está el bálsamo para nuestras heridas y dolores? No quiero decir que soy erudita y que he sufrido mucho y que tengo experiencia, todo lo contrario, así que mi sugerencia sólo se basa en lo que mi alma dice.

Cuando sufrimos sólo veo la posibilidad de recurrir a nuestra voz divina, dejarla que hable y les diga a nuestras otras voces sufrientes como encontrar el consuelo. Se trata de cerrar los ojos y dejarse llevar por olas que te mecen. Es como sumergirse en un mar tibio, donde no hay lágrimas, ya las ha consumido todas este océano. Quédate en esa quietud y deja que la fuerza primordial, el espíritu te habite y en el acto de confianza último, lánzate a la profundidad con la certeza que habrán brazos fuertes para recibirte. Deja que el espíritu emerja en ti.

De esta forma, el dolor se mitiga y se fortalece el ánimo y la persona. No hay que entender nada, sólo hacerlo una y otra vez hasta que te encuentres (curiosamente) en la serenidad.

Confianza quizá es la receta que andamos buscando, porque buscamos recetas que nos digan exacta y detalladamente qué hacer, pero somos mucho más complejos y simples para seguir pasos marcados por otros. Necesitamos construir nuestro propio camino y atrevernos a caminar por él.

1 comentario

Maritza -

Querida amiga, me han llegado profundamente tus palabras, siento que has expresado exactamente mi pensamiento referente al sufrimiento y es que me hace pensar que somos todos tan parecidos, como partes del mismo engranaje o del grupo de los que hariamos propio el dolor del otro,entendiendolo y tratando de prevenir una mayor afliccion.
No hay recetas para mitigar el dolor, solo lo vives, es parte de tu crecimiento, te fortalece y te hace valorar cuando esta todo en paz,a veces damos por garantizada esa paz.
Estoy de acuerdo que cada uno debe encontrar el camino y la aceptacion, no es facil, solo con la ayuda de Dios puedes atraversar ese camino si no te puedes perder en el y nunca encontrar la paz.